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Unos minutos después estaba bajo el bendito chorro de agua caliente, relajándome de toda la presión que había acumulado desde la mañana.

Mi celular alumbraba el baño de tal manera que la luz no llegaba al espacio que ocupaba la regadera, o sea donde estaba yo. Me ponía muy nerviosa el pensar que Terry estaba a tan solo una puerta de distancia, estando yo, aquí, debajo del agua, completamente desnuda. No era una bonita sensación.

Después de varios minutos me decidí a salir de la regadera y empezar a cambiarme. Envuelta en una mullida toalla azul del hotel y con el pelo chorreando por la espalda me puse a buscar ropa seca en mi mochila.

Terminé poniéndome mi ropa interior de color azul y un blusón blanco con unos ositos bordados en un lado del blusón. Una vez vestida me decidí a salir del baño. Apuntando la luz a mi alrededor para que no se viera como de corto me quedaba el blusón, ya que solo me cubría unos centímetros por debajo del trasero, además de que podía buscar a Terry.

Ahora que estaba fuera del baño empezaba a creer que no fue buena idea el haberme puesto esta ropa.

Desde el marco de la puerta revise nuevamente la habitación y como era de esperarse, no encontré a Terry por ningún lado. Estaba casi segura que Terry tenía entrenamiento ninja. ¿Cómo diablos era posible que lo perdiera dos veces en un espacio tan reducido? O tal vez solo fuera que llevaba ropa negra puesta.

-Aquí estoy- su voz surgió de la oscuridad. Volví a buscarlo, solo que ahora más centrada en la zona por donde lo había escuchado. Terry estaba sentado en el suelo con la espalda contra la puerta- Ve a dormirte- estaba usando su voz sedosa conmigo. Le fruncí el ceño, consciente de que no podía verme- Debes estar cansada.

-Si, claro- respondí vagamente. Me encogí de hombros y me dirigí hacia la cama. Me detuve antes de llegar, me gire y lo mire. ¿Dónde iba a dormir él?

-El suelo es cómodo- me dijo. Respondiendo a mi pregunta no formulada.- Estaré bien, tu duérmete.

Tal vez no estuviera tan preocupada por su comodidad, sino más bien por mi seguridad. O sea, iba a dormir en una habitación cerrada con un tipo que había conocido hace solo un par de horas y que se enojaba prácticamente por cualquier cosa que le decía.

Pasando ese hecho por alto me metí a la cama y me recosté. No creía que fuera capaz de dormir con Terry a tan solo unos pasos de distancia de mí. Claramente me equivoqué. Me quedé dormida viendo un par de ojos grises que brillaban en lo oscuridad. Lo último que recuerdo de esa noche fue la sensación de seguridad que me transmitían esos ojos.

Arcangel (Alas #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora