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Me despertó una luz que me pegaba en la cara. Cuando abrí los ojos me di cuenta de que había vuelto la electricidad y que anoche no habíamos apagado las luces. Aparté las sabanas para desperezarme antes de levantarme a apagar las luces.

Estando un poco más despejada comencé a buscar a Terry. Él estaba recostado contra la puerta totalmente dormido. Se veía demasiado tranquilo y joven. Me pregunte cuantos años tendría. Lo dejé estar.

Me giré y me puse a acomodar mis cosas, ya que Terry tenía planes de que me fuera de ahí con él. Me detuve y me puse a pensar. ¿Por qué diablos le hacía caso? Tal vez fuera porque Terry era francamente intimidante. Mentirosa, me susurro mi subconsciente, bien sabes que quieres ir con él. Le puse mala cara a mi subconsciente y seguí acomodando mis cosas, buscando todo lo que había ido desperdigando por la habitación.

Me fijé en la ropa que había encima de una silla cerca de la cama. No recordaba haber puesto eso ahí. Lo pasé por alto y fui a por ella. Tomé lo que parecía ser una camisa negra. Estaba casi completamente segura de que yo no tenía una camisa de ese color. La levanté y la estiré. Era muy grande, tal vez demasiado grande para mí. Entonces la verdad me golpeo en la cara. Era la camisa de Terry.

Me volteé rápidamente para observar a Terry. Seguía dormido, muy tranquilo. Me pregunté si aún respiraba. Eso no importaba ahora. ¡Oh, Dios mío! Terry estaba profundamente dormido a los pies de mi puerta sin camisa. Como si me hubiera leído el pensamiento en ese momento Terry se estiro y se giró de tal forma que tenía una perfecta visión de su abdomen. Si se veía irresistible con camisa se veía aún más guapo sin ella. No sé bien por qué, pero esa idea me hizo sonreír como idiota. Últimamente me pasaba seguido.

Me le quedé viendo a mis anchas un rato más. ¡Oh, por Dios! Que guapo era. Mi subconsciente me dio una cachetada. Vamos Caro, es solo un hombre y lo acabas de conocer, me gritó mi subconsciente. Pero eso no le quitaba para nada lo guapo. Mi subconsciente me miró con desaprobación. Suspiré. Tenía razón, lo mejor sería que me lo quitara de la cabeza. Y la mejor forma de hacerlo era quitándome la tentación.

Tomé la cobija de la cama y tapé con ella a Terry. Ahora se veía terriblemente inocente. Tuve que utilizar todas mis fuerzas en reprimir el impulso de estirar la mano para poder acariciarle el pelo.

Me senté en la cama y saqué mi celular que milagrosamente había sobrevivido intacto a la tormenta. Concentrándome firmemente en mantener la vista apartada de Terry le mandé un mensaje a Nelly.

*HOLA NELLY. COMO ESTA TODO EN CASA?

Dejé el celular en la mesita de noche y fui al baño a lavarme la cara.

Me preocupaba mucho Nelly. No me imaginaba que podrían decirle mis papás. Por eso y por andar viendo de reojo a Terry termine mojándome todo el frente del blusón, haciendo que se transparentara y se pegara a mi cuerpo.

Miré otra vez al Terry dormido con el ceño fruncido. En su cara pude ver una pequeña sonrisa de satisfacción. ¿Seguía dormido? Ya no estaba tan segura. Entonces me di cuenta que lo estaba haciendo a propósito. Ahora estaba totalmente segura que se había quitado la camisa porque sabia que iba a distraerme. Maldito idiota, le grite mentalmente. Cerré la puerta para poder terminar de arreglarme en paz.

Arcangel (Alas #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora