Capítulo X

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Simone



Veinte años... Fue hace veinte años que todo comenzó y terminó de la misma forma. Rápidamente.

Lastway era tan acogedor en esa temporada, aun podía oler la hierba fresca en los primeros días de primavera. La celebración de mis ciento noventa y cinco años, y el color del vestido que portaba ese día. Gordon como siempre atrás de mí, con su arrogancia y el porte que lo caracterizaba. Un vampiro apuesto y muy influyente en el consejo, pero lejos aún de pertenecer como tal a él. Esta vez, lo había burlado y había escapado de su aburrido cortejo.

Salí de la mansión donde se daba mi fiesta para escapar con mi mejor amiga, Michelle. Ambas nos fuimos al pueblo más cercano. El regalo que tenía para mí era una noche de diversión al estilo de los humanos, fuera del aburrido protocolo de los de nuestra especie. Ella tenía arreglado todo; consiguió ropa parecida a la de ellos para que pasáramos desapercibidas y fuimos al boliche de Gengenbach. Ahí... En ese lugar... Lo conocí a él.

El muchacho más apuesto que jamás había podido imaginar. Su ropa se diferenciaba incluso a la de los habitantes de aquel sitio, pero de ninguna manera lucía mal.

Me miró... Me sonrió y en ese momento quedé ligada a él.

Aquella noche hablamos y hablamos... Perdí a Michelle de vista y no me importó... Aquel joven tenía mi completa atención. Nos despedimos y al volver a casa un grupo de humanos que salieron de un lugar que apestaba a alcohol, nos atacó... Eran fuertes y ebrios, completamente descontrolados. Se me fueron encima arrastrándome a orillas del bosque, entre los enormes arboles, inmóvil... No sabía qué hacer. Pero en cuanto pudiese los desangraría hasta la última gota.

Me arrancaron la ropa y en ese instante, a punto de morder a uno de ellos en el brazo para liberarme, un enorme perro se les lanzó. Una bestia que hasta a mí me asustó... Todos los tipos salieron corriendo, envueltos en pánico y aquel enorme animal, se acercaba amenazante a mí... No era un perro, era un lobo.

Sin humanos cerca, no tenía nada que ocultar. Mis colmillos se alargaron y mis ojos se volvieron dorados a la defensiva, dispuesta a defenderme. Me bebería la sangre de esa cosa después. La mirada de la bestia cambió abruptamente, sentía que me observaba y poco a poco cedía. Fue así como frente a mis ojos aquel pelaje desapareció sus facciones faciales cambiaron, ante mí ya había un humano... ante mí, estaba él. El muchacho del boliche.

-Tú... Tú eres...

-Un lobo... - Dijo en seco.

No hubo más miedo, no hubo nada más que amor. Esa noche él se convirtió en mi héroe, no tenía otro nombre... Para mí siempre fue mi héroe.


Michelle había escapado, no dijo nada... Ella nunca estuvo conmigo según sus palabras, yo fui la única que se había ido al pueblo, desobedeciendo las reglas y que ahora soportaría todo el regaño. Vaya amiga que había resultado.

Pero bien, eso no me importaba. Gracias a esa visita a Gengenbach pude conocerlo a él. No dejaba de pensarlo ni un momento, y saber que él hacía lo mismo, me hacía sentir bastante bien.

En un lapso de aproximadamente treinta días, la Simone de siempre ya no estaba. Me había vuelto rebelde y escapaba con mucha frecuencia de nuestro territorio para encontrarme con él.

No había más que decir, nos habíamos enamorado completamente, pero sabíamos de sobra que jamás podríamos estar juntos. Nuestras familias, nuestra sociedad, no lo permitirían.

En uno de nuestros encuentros, la naturaleza nos tomó la contra, desatando una tormenta que nublaba el bosque y lo sacudía con fuerte lluvia y viento, no nos dejaba salir de la cueva donde permanecíamos ocultos y simplemente nos quedamos ahí. Platicando por un largo tiempo, limpiando nuestras almas con confesiones, revelando la mejor de todas. Nos amábamos.

More Than Blood [PRIMERA PARTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora