Capítulo XIII

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Tom


-¡Con una mierda!... ¡Ya estuvo bueno, Tom! - Después de ese estridente grito, la enorme manta que me cubría casi en totalidad fue sacada de un tirón, dejándome expuesto, en posición fetal. No me moví, ni siquiera hice amago de levantarme y partirle la cara por lo que acababa de hacer. -¡¿Eres imbécil?!... Sí, ya lo creo que lo eres. - Oía sus pasos alrededor de toda mi pieza, su respiración frustrada. Ya se cansaría.

-¡Andreas!... ¡¿Qué diablos haces?! - Joshua se unía al jolgorio que había empezado el otro. Que se fueran antes de que me reventaran los huevos, era lo único que pedía.

-¡¿Que qué hago?!... Joshua, esto es el colmo... Cinco días, ¡Cinco malditos días se la ha dado ahí echado sin moverse! - Mentira... No me orinaría ni cagaría en la cama. Que fuesen tan estúpidos de no darse cuenta cuando salía por necesidad era su problema.

-Andreas, no seas tan duro con nuestro hermano. ¡Tú no sabes lo que siente! - Bien, punto para Joshi.

-No, tienes razón... No tengo ni puta idea de cómo se siente. Pero cada que le traemos alimento, agua, etcétera... Lo rechaza como si le pusiésemos algo. Como si fuese mierda... Lo queremos sacar del maldito hoyo en el que está, pero no pone de su parte. ¡Ya estoy cansado! - Suspiró, casi había dicho todo aquello sin respirar y a mí... A mí me daba igual. -Se ha vuelto lo opuesto a lo que era... Ya no distingo a Tom de Therrans, la verdad.

-No digas eso... No digas eso, por favor. Tom está mal y lo único que haces es atacarlo en lugar de ayudarlo. Eso no hacen los hermanos.

-Joshua... De verdad intento, ¡Pero míralo!... No se asea hace días, ¡Apesta!, No quiere salir de esa jodida cama, como si el culo de Bill lo hubiese hipnotizado o yo qué sé.

-¡Andreas!


Sí... Lo había hecho. Lo había nombrado y eso fue un puto golpe bajo.


Bill de ser el precioso y delicado ser que a todos encantaba en la comunidad con su simpatía y dulzura, ahora pasaba a ser tema tabú en todos lados. Nadie lo nombraba, como si jamás lo hubiesen conocido. Como si sólo se hubiese tratado de una lluvia pasajera que se olvida tan pronto sale el sol de nuevo. Para todos había parecido haber salido su preciado sol... Excepto para mí. Para mí sólo me había dejado una profunda oscuridad y penumbra que me tragaba lentamente, haciéndome sentir enojado con todos... Pero sobre todo conmigo.


Simone sólo me había venido a dejar en claro que era una buena madre, pero sólo para Bill. Con eso me bastaba.

Lo poco que Bill me había contado era que si volvía, no le esperaría precisamente nada bueno. Por eso mismo yo estaba jodidamente angustiado, rezando a todos los Dioses y ancestros porque estuviese bien. Pero con las palabras de su madre, restregándome que el tipo llamado Georg lo cuidaría mejor que nadie, me dejaba más tranquilo, y eso... eso, me había jodido bastante. Decidí dejarle su lugar a Simone, el cuál siempre había tenido, el cual todos me habían dejado en claro. Muerta. Sin un sólo recuerdo de ella. Ahora preferiría más que nada que cuidara de Bill como tanto parloteaba y no dejara que su esposo o alguien más le hiciese algo.

La tarde-noche que volví después de haberme encontrado con ella, la mayoría de la comunidad estaba fuera de la cabaña de la abuela Gaia. Ella les hablaba de mí. Me defendía de toda acusación y mirada de asco del que era blanco después de lo que había pasado.

Al parecer, todos comprendieron, concluyendo que lo que hizo Therrans no fue aceptable, pero que haber descubierto que Bill era un chupasangre había sido lo más prudente ya que no tenía, por ningún motivo, que estar en la comunidad. A mí aun me hervía la sangre y no, jamás iba a perdonar al puto Therrans, es más, deseaba vengarme, joderlo hasta que se arrepintiera por todo el dolor que le había causado a Bill.

More Than Blood [PRIMERA PARTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora