Capítulo XVII

778 98 8
                                    

Tom


Imbécil... Imbécil, imbécil, imbécil, ¡Imbécil!

Eso es lo que era, un completo e irrefutable imbécil. Me sentía como una mierda, a cada palabra que él decía, mi culpa se aumentaba considerablemente. ¿Qué podía hacer?... Lo hecho estaba hecho y mentirle yo no podía. No después de que él estaba hablándome con toda sinceridad.

-Yo... Me acosté con Emma... - Con esas palabras me clavé una daga en lo más profundo de mi corazón, y no satisfecho, se la clavé a él... Nos maté... A ambos. Y todo por mi puta debilidad.

No había justificación... No en este momento. Cuando yo forniqué con ella estaba mal, destrozado, me sentía como la puta escoria de la comunidad. Solo, sufriendo en la impotencia de no saber de él, rechazado por el ser quien me dio la vida, débil, sin ningún tipo de propósito para vivir y con la dolorosa seguridad de que jamás volvería a verlo. Equívocamente había caído con Emma, y equívocamente la había tomado creyendo que con ella encontraría una pequeña chispa de luz. No fue así... Y ahora eso costaba, mi error estaba alejando a Bill.

Sus lágrimas eran ácido puro que me quemaban las heridas y me hacían sentir aún más culpable, si era posible. La nieve que pisaba, que golpeaba la piel que su abrigo no alcanzaba a cubrirme, se sentía más fría, me calaba hasta los huesos. Se alejaba de mí, negando con la cabeza... La expresión de tristeza que tenía su carita se grababa en mi mente.

-B-Bill... - Bajó la mirada vidriosa por las lágrimas que se agolpaban en sus ojos y otras más que caían por sus mejillas.

-¿E-Emma?... ¿Ella?... - Su aguda y entrecortada voz me rompía.

-Perdóname. - Tosí un par de veces y me acerqué a él. Volvió a retroceder.

-¿P-por qué?... Yo... Yo no...

-Lo sé... No has tocado a tu esposa... No me voy a justificar, no importa... Lo hice. Y si antes no te merecía, ahora menos. - Seguía sin darme la cara. Supongo que comenzaba a odiarme.

-Eso... Tom... D-duele. - Hizo una pausa, creí que todo ya había acabado. -Pero... Yo no puedo... No puedo juzgarte.

-... ¿Qué?

-Creí que no volvería a verte nunca más... Apuesto a que tú creíste lo mismo. - Presionó sus labios. ¿Cómo podía decirme esto?... No, no lo merecía. -Me duele que hayas estado con alguien más... Me duele que haya sido... Emma. Pero... comprendo.

-¿Lo haces? - Simplemente asintió con la cabeza. Aún no me miraba. -No... Bill.

-Yo me casé, Tom... Haya sido por las circunstancias que haya sido, lo hice. - Y dolía. Quizá él no se diese cuenta, pero me dolía bastante. Claro, no tanto como la culpa de haber estado con alguien más. -Me casé y mi esposa me ha dado mi libertad.

-¿Cómo que te ha dado tu libertad?

-Me citó aquí... Dime, ¿La ves? - Comencé a buscar visualmente algún tipo de figura similar a los chupasangre. Negué con la cabeza como aturdido por el frío. Mierda. -Me dejó una nota en el tronco del árbol diciéndome que me da mi libertad.

-¿Q-qué vas hacer, Bill?

-No sé... No sé qué hacer... Te veo aquí y no sé qué diablos hacer, Tom.

-Vámonos... Sino se pudo a la buena, hagámoslo a la mala. - Caminé un par de pasos hacia él.

-Tom... Pero...

-Por favor, Bill. ¿Qué más tiene que pasar para que te decidas? - Su belfo temblaba. Ya no soportaría verlo llorar más. Eternos segundos de silencio permanecieron entre nosotros, hasta que muy tenuemente asintió con la cabeza.

More Than Blood [PRIMERA PARTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora