Capítulo XVI

747 104 36
                                    

Tom

Acabábamos de cruzar el río Klein, por un puente que consistía en unas escasas rocas lisas y resbalosas, las cuales habían hecho caer de culo a Joel. A todos nos hizo casi mearnos de risa, excepto a Frank quien nos llamó la atención. Una caída de esas, en un río que llevaba agua helada podría ser la muerte para alguno de nosotros. Klein se había llevado a varios de los nuestros en la caza del norte, o eso decía el Alfa, yo nunca había oído hablar de muertes en ese río.

Pasamos la noche en la cueva que serviría como almacén de todo lo que cazaríamos los próximos días. El frío era insoportable, pero debíamos descansar lo mayor posible ya que de las veinticuatro horas del día, dormiríamos únicamente dos.

Aun no salía el sol y ya todos estábamos preparándonos. Nos desnudamos en un dos por tres, escondimos nuestra ropa y tomamos forma animal. De cierta forma me encantaba ser un lobo en todo su esplendor, mantenía una altura de casi dos metros y mi corpulencia era poderosa y fuerte. Mi temperatura corporal aumentaba y el instinto salvaje, si no lo controlábamos, podía hasta cegarnos y volvernos unas bestias letales.

La caza comenzó, a dos kilómetros de distancia, adentrados ya en la nieve densa del norte, el primer ciervo se cruzó en nuestro camino. No volvimos a encontrar otro hasta cinco horas después. La escasez de presas en esta época del año sí que era un problema, y era la primera vez en mi vida que me enfrentaba a esta situación. A lo difícil que era conseguir lo básico para vivir.

En ese momento no dejaba de pensar en Joshua... En todos aquellos en la comunidad que ponen su esperanza en nosotros, para que podamos llegar con las manos llenas ya que ellos no pueden acompañarnos.

-Tom... Oye, Tom... Despierta. - El hocico de mi hermano movía el mío para que yo abriese los ojos, pero de verdad que me costaba. Sentía que muy a penas los acababa de cerrar.

-¿Ya?... ¿Tan pronto?... - Con mis patas delanteras froté mis ojos y orejas.

-Vamos, hermano... Arriba. - Me levanté y sacudí los rastros de nieve que tenía mi pelaje. Era el cuarto día.

Ya habíamos conseguido suficiente comida para la comunidad, ahora necesitábamos un poco más para los trueques que se harían en Gengenbach. El cansancio comenzaba a pesarme, de un tiempo en adelante, ya no rendía lo mismo, aunque mi voluntad fuese total, mi cuerpo no respondía.

Podía percatarme de que yo no había sido de gran ayuda. Un ciervo pequeño era todo lo que había conseguido en estos días. Claro, para compensar mi inutilidad, era uno de los que desollaba y preparaba a los animales para que no se echasen a perder.

Y pensar que yo anhelaba ser el Alfa de la comunidad... Qué Imbécil.

Andreas y yo nos alejamos un kilómetro más de lo que comúnmente estábamos yendo. La luz del día nos favorecía bastante, pero hasta el momento, ni un solo animal se cruzaba en nuestro camino. Esto no estaba funcionando, íbamos ambos en la misma dirección, sin hallar ni una liebre escondida en alguna madriguera. La frustración comenzaba a invadirme.

-Hermano...

-¿Qué pasa, Tom?

-No podemos seguir así... De nada sirve querer explorar más territorio si sólo damos vueltas en círculos por el mismo sitio.

-¿Qué propones?

-Separarnos... Iré en aquella dirección... - Hice una seña hacia un extremo con mi cabeza. -Tú a la contraria.

-No, ni hablar.

-Pero...

-No te dejaré sólo, Tom... No en estos territorios. Son completamente desconocidos para ti... Para ambos. Lo mejor es ir juntos.

More Than Blood [PRIMERA PARTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora