ES SÁBADO, HE TENIDO un día muy raro y apenas he comido nada, cada vez estoy más cansada y lo único que quiero es dormir.
A las diez salgo de casa de Olga y no veo la hora de meterme en la cama y descansar, pero cuando paso por el rellano de Lola me la encuentro con Tom en la puerta de su casa. Están tan empalagosos que apenas me ven, tengo que toser varias veces para llamar su atención.
—¡Mia! —grita en cuanto me ve.
Me salta encima y empieza a darme besos, parece poseída por el duende de la felicidad. Cuando por fin consigo que se calme, me da una buena noticia:
—Tom y yo somos novios —me dice toda ilusionada.
—¿¡Qué!?
—Sí nena, me lo acaba de pedir.
—¡Felicidades, cariño! —le contesto igual de feliz que ella.
Me encuentro fatal, pero la noticia hace que me olvide del dolor de cabeza y lo celebre con ellos. Les cojo por el cuello a los dos y les doy un fuerte abrazo.
Una vez más tranquilos Tom me pregunta por lo de mañana:
—¿Has pensado lo que te dije la semana pasada, lo de la fiesta?
A pesar de no tener muchas ganas de ver a Lucas, Tom también es mi amigo, además, ahora es el novio de mi amiga y no puedo decirle que no.
—Sí, claro que iremos. Tenemos que celebrar lo vuestro, ¿no?
—Así me gusta, no te arrepentirás. Ya verás que bien lo vamos a pasar.
«Eso espero».
Ahora son pareja, y si quiero verlos juntos en su casa no tengo más remedio que enfrentar el problema y echarle huevos. Al fin y al cabo él fue quien me rechazó, ¿porque debería esconderme yo?
Tom me dijo anoche que viniera sobre las ocho para ayudarles a prepararlo todo, así que aquí estoy. Llamo al timbre y mi sorpresa es evidente al descubrir a Lucas tras la puerta, sabía que me lo iba a encontrar hoy, pero esperaba que me abrieran Tom o Lola, no él.
—Hola Mia. ¿Como estás? —me pregunta como si nada.
Cuando se acerca para darme dos besos yo me aparto, no sé porque lo hago, pero imagino que es por protección, de mi corazón por supuesto. Se queda muy sorprendido al principio, pero inmediatamente se aparta y me invita a entrar.
—Pasa por favor, no te quedes ahí fuera —me dice señalando el interior.
—Gracias.
—Siéntate donde quieras.
Me siento en el mismo sitio que la última vez y miro a todas partes menos a él, no sé qué hacer. Espero a que mis amigos aparezcan, pero pasan los segundos y ninguno de ellos sale a recibirme.
—¿Dónde están esos dos? —le pregunto cansada de esperarles.
—Han ido a por leña para la barbacoa —me contesta.
«¡No me lo puedo creer! Me han dejado a solas con él otra vez, ¿¡pero que narices les pasa!?».
El tiempo pasa, yo cada vez estoy más nerviosa y como siempre siento sus ojos clavados en mí. Esta vez yo me giro y le mantengo la mirada aunque me cuesta bastante.
—Vuelvo en un momento —me dice y yo me levanto—. Siéntate, será solo un minuto.
—Bien, estás en tu casa, haz lo que quieras —ha sonado un poco borde, pero la verdad es que no me importa.
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Soy Mia ( Actualizada )
RomanceMia Stone es una chica corriente de diecisiete años. Ha terminado las clases en el instituto y trabaja en una tienda de moda por las mañanas, por las tardes hace de canguro de Liam, un niño adorable de tres años. Un día conoce a Lucas, un...