ACABAMOS DE LLEGAR a casa, bajo del taxi y Héctor hace lo mismo.
—Mia. ¿Podemos hablar un momento? —me pregunta.
—Estoy muy cansada. Si no te importa hablamos otro día.
—Solo será un minuto.
Y antes de que poder decirle que no otra vez, Lola se larga dejándome a solas con él.
«¡Maldita sea! ¿Y esta dice ser mi amiga?».
Me doy la vuelta para ver como se aleja, y con la mirada que le echo estoy segura de que la habría hecho pedazos, ¡bruja!
En ese momento, Lucas sale de mi portal.
No puedo creerlo, un mes sin saber nada de él, y ahora lo tengo a unos metros de mí.
No tengo otra opción, así que lo utilizo para no enfrentarme a lo ocurrido con el modelo la otra noche.
—Lo siento, acabo de ver a un amigo al que hace tiempo que no veo —le digo a Héctor antes de despedirme de él con dos besos.
Voy corriendo hacia Lucas y lo abrazo, luego lo cojo de la mano y los dos nos metemos en mi edificio. Miro a Héctor por encima del hombro y lo veo mirándonos mientras entramos, después se sube a un taxi y se va.
—Hola Mia. ¿Cómo estás? —me pregunta Lucas.
—Bien gracias. Lo siento pero tengo que irme.
—Mia. Necesito hablar contigo.
—Estoy cansada y quiero ver a mi madre —le contesto.
Se queda mirándome, e imagino que no entiende mi reaccion después del saludo tan afectuoso que acabo de darle un minuto antes, pero no tengo tiempo de darle explicaciones, además, no tenemos nada de que hablar, pero entonces me mira con cara de cachorrillo abandonado y la blandengue que hay dentro de mí no puede evitar compadecerse de él.
—Solo serán unos minutos, por favor, Mia —insiste.
Aunque me ha hecho mucho daño, no puedo decirle que no.
—Está bien, te escucharé. Pero hoy no, estoy cansada, de verdad.
—Vale, dime cuándo y dónde —me contesta y sonríe.
—Mañana por la noche, a las nueve y media, aquí.
Después de pedírmelo con la mirada y que yo acepte, me da un beso en la mejilla y se va, pero antes de bajar al siguiente piso me regala una de sus sonrisas.
Y tengo que decir, que aún me vuelve completamente loca.
Le respondo con otra pero enseguida la borro, no quiero que piense que lo he olvidado todo.
Me despierta una llamada a la mañana siguiente, y sin saber quien llama lo cojo.
—Buenos días Mia. Soy Héctor, ¿podemos quedar hoy?
—¿Héctor? Lo siento... pero no me va bien —respondo rápidamente.
—De acuerdo. Pero necesito verte, tenemos que hablar de lo que pasó en Londres.
Cuelga el teléfono y miro este a pesar de que ya no hay línea, estoy desconcertada, y no entiendo de que puede querer hablar conmigo. No recuerdo nada de esa noche, pero si nos hemos acostado, ya está, solo es un polvo, para que hablar más del tema.
A las diez de la mañana ya estoy vestida y arreglada, aún me quedan dos días de vacaciones y quiero aprovecharlos. Cuando estuve en Londres trabajando en la agencia con Lola me pagaron muy bien, y ahora quiero gastármelo con mi madre.
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Soy Mia ( Actualizada )
RomantiekMia Stone es una chica corriente de diecisiete años. Ha terminado las clases en el instituto y trabaja en una tienda de moda por las mañanas, por las tardes hace de canguro de Liam, un niño adorable de tres años. Un día conoce a Lucas, un...