Capítulo 4

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POV PATRICK

Después de ese día donde sentí un sabor agridulce correr por mi garganta cuando me di cuenta que quizás no tuve que pedirle ese favor a George o realmente tuve que decirle a Alina la verdad, que nos conocíamos, que era amigo de mi padre y que lo único que le pedí fue que la escuchara y la viera, solo eso, no le pedí que le diese el trabajo y de hecho no lo hizo, la puso a prueba y sabía que ella iba a obtenerlo, pero el nudo en mi pecho me decía que si Alina se enteraba de eso iba a estar bastante decepcionada de mí, porque seguramente creería que fue por mí que le dieron el trabajo y no por ella y su gran talento para todo lo que se propone.

Eso me tenía mareado de tanto pensar, sin embargo, cuando vi su sonrisa por su primer dia de trabajo, cuando escuché como le fue luego y cuando día tras día pude notar lo feliz que estaba y sobretodo el nuevo abrazo que recibí cuando la contrataron de forma oficial, todo lo demás ya no importaba.

Me encontraba en una nube, una donde empecé a tener un propósito diario, donde levantarme temprano era un deber, porque quería llevarla a la empresa y poder mirarla cada que parábamos en un semáforo para notar como se perdía en el sabor del chocolate caliente. Estaba totalmente encantado de hacer rutinas, aunque ella me repitiera cada día que no debía hacerlo, que estaba bien sola, que no debía buscarla todos los días y solo por eso le di ciertos espacios, porque tampoco quería asfixiarla, sin embargo, aún los días que no iba por ella me encontraba despierto y listo para ir por un chocolate caliente que me hiciera sentirme bien de nuevo. Ciertamente estaba en una nube. Mi nube de Alina. Hasta que el alfiler llamado mi padre explotó mi burbuja con una sola llamada.

-Quiero verte hoy en la gala benéfica que organizó la asociación de hoteleros- exigió-. No puedes faltar Patrick y no puedes llegar tarde.

-Papá, si yo no...

-Eres mi hijo, el único Roussel legitimo después de mí y todos te esperan ahí porque todos saben que tú vas a formar parte del negocio.

-Pero papá, te he dicho mil veces que...

-Puntual, Patrick- soltó antes de colgar la llamada. Suspiré lanzando el teléfono contra la cama y bajando las escaleras para encontrarme con Rosa viendo su telenovela en el sofá. Me senté a su lado y puse mi mejilla en su hombro.

-¿Qué sucede?- cuestionó y yo cerré los ojos-. ¿Tu padre, cierto? Se de la gala de hoy, Robert estaba aquí cuando él lo llamó para que te obligara a ir si decidías no hacerlo.

-¿Por qué es tan difícil que entienda que no me gusta su mundo? Que no quiero sus excesos, su superficialidad y su ambición. ¿Por qué no puede respetar mis decisiones?

-Porque eres su hijo y solo quiere que lo que tanto se ha esforzado por tener sea tuyo. Sé que tu padre es un hombre duro, sé que no lo ha hecho de lo mejor, pero Patrick... solo está cegado y confundido, su padre lo enseñó así, a ser un hombre, a no mostrar dolor ni debilidad, a obedecer sin cuestionar y a trabajar para que sus hijos tengan todo, solo que para ellos el amor no va ahí, porque no saben cómo darlo- suspiró y tragó saliva-. Cuando conoció a tu madre fue realmente libre, pudo permitirse sentir y ver la vida de otra manera, pero luego la perdió y se refugió en el trabajo y ocultó todas sus heridas debajo de montones de dinero, eso es lo único que sabe hacer y eso es lo que siente que debe hacer para no venirse abajo. Y sé que eso no es excusa para el pésimo padre que ha sido contigo, pero solo pido cada día que pueda tener la oportunidad de arrepentirse- tocó mi mejilla-. Que pueda abrir los ojos, que se dé cuenta que tiene un hijo maravilloso- me sonrió-. Y que si alguna vez decides llevar su negocio sé que sabrás como ser diferente en medio de todos esos lobos. Por eso ve ahí y demuestra que eres distinto, siempre serás distinto, tú tienes corazón, ¿De acuerdo?

Ojos sin Luz (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora