PATRICK
Seguía en mi sofá mientras contemplaba el chocolate caliente que por supuesto ya estaba frío, puesto en la pequeña mesa frente a mí.
Trataba de pensar en que Alina se había quedado dormida y no que claramente no había querido que yo la buscase, porque aunque me haya dicho que todo estaba bien, sabía que no lo estaba. Y la entendía, porque estuve presente ante el color que perdió su rostro cuando Britney empezó a lanzar su veneno hacía ella.
Recordé sus palabras cuestionándome que no la defendí y me di cuenta cuan estúpido había resultado mi instintivo plan de protegerla de mi mundo y su gente. Sabía lo vengativa que podía ser Britney Wilson y lo malcriada que se ponía cuando se sentía en segundo lugar. No podía decirle que Alina era mi amiga, tampoco podía aunque quise, gritarle que se callara porque no tenía derecho de herir a alguien tan buena, pero no lo hice, porque hacerlo hubiese sido ponerle nombre a su próxima victima, ya que nadie pasaba por encima de ella. Solo estaba intentando cuidarla, pero salió mal y sabía que esto era solo un aviso de que alguien como yo no podía estar con alguien como ella, sin embargo, era lo suficientemente egoísta como para que eso no me importara, porque no quería perderla todavía.
Por eso me dio un vuelco el corazón cuando sonó mi teléfono con el nombre de George en la pantalla.
-Alina tuvo un accidente, cayó por las escaleras desde el segundo piso, está en la ambulancia camino a la clínica central.
No supe siquiera como subí tan rápido a mi auto y llegué después de violar algunas leyes de tránsito. Suspiré encontrándome con el rostro de Claudia y sus ojos llorosos apoyados en el hombro de George.
-¿Qué su supone que pasó?- cuestioné-. ¿Qué hacía Alina en las escaleras, George? Ya sé que deben tratarla cómo un trabajador normal ¿Pero se supone que eso incluye que debe subir esas escaleras extensas y peligrosas?
-Patrick, lo lamento- negó-. Fue culpa mía, yo le pedí buscar a uno de los trabajadores, la idea es que lo llamara por el comunicador y lo pasara conmigo, pero supe que él no fue hoy a trabajar, tal vez ella no se podía comunicar y decidió buscarlo por sus propios medios- suspiró-. Alguien venia bajando, no la vio y... no pudo hacer nada para evitar que cayera. La empresa se va a ocupar de todos los gastos, ya estamos haciendo el papeleo.
Dejé salir el aire llevando mis dedos a mi cabello y negué.
-Yo voy a cubrir los gastos, no dejes que la prensa se meta en esto ni que su nombre salga en ningún lado, desvincula a la empresa, ella no va a presentar cargos. Yo te avisaré cómo van las cosas- dije y asintió-. ¿Tienes el número de sus familiares, verdad?
-Sí, llamamos a su madre y a una amiga, ya deben estar por llegar.
Asentí y caminé hacia los doctores para obtener más información.
-Joven, le estamos realizando algunos estudios, haciendo tomografías para descartar cualquier traumatismo interno, pero ella está bien, tan pronto como le avise puede verla y quizás pueda irse hoy si desea.
-¿Qué es lo más recomendable?
-Es mejor si se queda ya que estamos esperando resultados y que los golpes se desinflamen- explicó y yo asentí diciéndole que ella se quedaría.
Me senté en la sala de espera y tragué saliva cuando una mujer mayor muy parecida a ella vestida de enfermera se acercó desesperada a preguntar.
-Señora- llamé y sus ojos claros se posaron en mí antes de acercarse-. Yo soy...
-Su amigo- dijo por mi mientras tomaba mi mano y dejaba caer algunas lágrimas- Te he visto dejándola en casa, ¿Sabes cómo está? Su jefe me explicó lo que había pasado, yo...-negó-. Solo quiero que esté bien- sollozó y extendí mis manos para rodearla en un abrazo.
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Ojos sin Luz (Editando)
Teen FictionAlina Kemnis, hija de una enfermera, humilde y trabajadora. A sus 20 años tiene que luchar con la curiosidad y el anhelo de ver el sol por las mañanas, los colores, los matices, los rostros de quienes ama y su reflejo al espejo, siendo eso algo impo...