Pequeña...

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La dulce Felicite se encontraba mirando una película en la sala de estar de su casa cuando oyó al timbre sonar. Como era costumbre, rápidamente se dirigió a abrir la puerta.

Frente a ella se encontraba un hombre muy alto —Aproximadamente de unos 1,89 cm—, con una sonrisa completamente encantadora, blanca y brillante. Cabello castaño claro, casi rubio, y vestía un traje negro con corbata azul platinado. Era completamente hermoso. Un dios griego en todo su esplendor. —Buenas tardes pequeña, ¿se encuentra el Señor Odom?

Oh Dios, su voz era hermosa, ronca , digna de un hombre como él. —Él... Si... —Susurró sintiendo sus piernas flaquear. Su corazón se encontraba completamente acelerado. —¡Papá, te buscan!—Chilló como toda una chiquilla. Lo que hizo al hombre frente a ella sonreír.

“Linda... Toda una princesa”, pensó.

—¡Voy! —Se oyó un gritó proveniente del piso superior.

—¿Quién lo busca?

—Oh, le pido disculpas señorita, soy una persona muy torpe. —Se apresuró a decir aquel hombre frente a ella. —Mi nombre es Justin, Justin Bieber. ¿Y el suyo? —Preguntó él con curiosidad.

—Felicite Odom... —Ella le tendió su mano hacia él, pero el tal “Justin” simplemente la ignoró. Tomándola de la cintura y dejando un beso en su mejilla.

“Huele a vainilla... Exquisito. ”

—Oh tu debes ser la hija de Frank... —Dijo separándose. —No mintió al decir que su hija es hermosa. —La miró fijamente a los ojos. Azules como el cielo.

—Si... Muchas gracias. —Susurró y bajo la mirada sonrojándose. —Adelante, mi padre no debe tardar en bajar. —Dijo haciéndose a un lado, para que el hermoso hombre entrará a la casa.

Una vez los dos dentro, la chica cerro la puerta. —Muy bonita casa... ¿Quién la decoró? —Preguntó con interés, siguiéndola hasta donde se imaginó que era la sala de estar.

—Mi madre... —Habló bajito. —Sientese. —Dijo señalando el sofá más grande de la habitación.

Justin se sentó gustoso, mirándola. — Gracias. —Era hermosa, una niña pequeña... Y podría ser suya.

Felicite lo miraba fijamente, detallandolo. Debía tener alrededor de 30 años, poseía unos rasgos bien definidos, musculosos brazos, que sin importar que llevaba traje se notaban.

—Oh, disculpen la tardanza... —Habló el padre de la chica bajando las escaleras. Haciendo que Justin se levantara de donde se encontraba y volteará a mirarlo. —¡Bieber! —Exclamó el hombre mayor caminando en dirección a el mencionado, se dieron un abrazo fraternal. El típico de los hombres. —¿Como has estado?, ven, pasemos al comedor. Allí podemos hablar.

—Muy bien, gracias por preguntar. —Sonrió haciendo a la chica derretirse, luego de eso se perdieron detrás de la puerta del comedor.

Pasaron unos minutos y la chica miro a su padre salir por aquella puerta..

—Nena... Necesito buscar unos papeles en la oficina. —Se quejó. —¿Me harías el favor de atender al señor Bieber por unos minutos mientras vuelvo? —Preguntó haciendo cara de cachorro...

—Pero...

—¿Por favor? —Interrumpió.

—Esta bien. —Suspiró caminando en dirección al comedor.

—¡Te amo! —Gritó su padre saliendo de la casa.

—Ajá...

Una vez cruzado el mural de la puerta, se lo consiguió, sentado con las manos unidas... Mirándola fijamente como un animal hambriento. —Hola. —Sonrió el hombre en dirección a ella. —¿Cómo te encuentras? —Dijo mirándola de arriba abajo. Llevaba un short de mezclilla, y un sweater azul con la frase  “Cry baby”, escrita en el centro. Muy linda...

One Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora