Capitulo 4. Parte II: "Ladrón de almas".

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Tratando de librarme giré la ruleta y presioné moviendo mi brazo hacia la derecha mientras salía del guantelete una lanza de hierro, la tomé fuertemente con ambas manos y corrí hacia ellos, guiado solo por mi instinto; algo dentro de mi se despertaba, algo que me incitaba a pelear más que antes, ya no tenia miedo de morir, solo quería que la adrenalina fluyera y descargar todo mi enojo y furia en mis ataques, con la única intensión de cumplir mi objetivo; determinación.

Mis oponentes giraron sus guanteletes y me atacaron, los dos con el mismo ataque sorprendente mente, cuatro misiles del tamaño de un balón de futbol americano, todos veían hacia mi; giré la ruleta aun con la lanza en la mano y la presioné cubriendo mi cuerpo con una armadura hecha, extrañamente de seda, y con toda mi fuerza atravesé el primer misil con la lanza, haciendo que el que venia detrás de él explotara también, no me hicieron absolutamente nada, la armadura funcionaba a pesar de su apariencia, sabiendo esto perfectamente corté el ultimo misil con el largo y filoso cuchillo al final de la lanza, me escabullí en medio del humo provocado por las explosiones y ya fuera de su vista con toda la fuerza que me ofrecía el guantelete lancé la lanza como si fuera una jabalina en dirección hacia ellos, y unos segundos después pude escuchar los gritos de agonía del chico de camisa.

La tensión crecía entre ambos y yo decidí esconderme entre los escombros antes de que el humo se dispersase. Podía ver desde mi posición como sufría el chico, la lanza le había atravesado el muslo derecho atorada a la mitad de camino, estaba tirado en el piso, la sangre cubría parte de su pierna y del piso, en su guantelete se veía como descendían los puntos tan rápido cada segundo que pasaba, todos esos Death Points se sumaban a mi guantelete, 10.000 por segundo, pero la cuenta paró en un momento, cuando el chico de playera giró la ruleta y le puso el guantelete encima de la cabeza a su oponente y literalmente le quemó la cabeza hasta su inevitable muerte, del guantelete brotaban las llamas, esas quemaron su pelo y por ende el resto de su cabeza, propagándose por su cuello hasta que su cuerpo completo estuviera en llamas, se podía ver como el fuego carcomía su cuerpo, por la gran temperatura. Era un desfile de llamas que casi parecían estar vivas. Su contador llegó a cero y ese fue el final del camino para él, su cuerpo se desintegró por las llamas y no se volvió a regenerar, ni siquiera el charco de sangre se quedó derramada, no quedó ni rastro de lo que fue en el campo.

–Muy bien, ya sal de una vez antes de que te destruya –dijo girando la ruleta y sacando de su espalda unas alas de acero gigantes, con hojillas de metal en vez de plumas blancas, saltando fuertemente en el aire y elevándose en el aire.

Era mi oportunidad, lo tenía en el aire, siempre y cuando disparase con precisión en los siguientes diez segundos podría derribarlo. Giré la ruleta y del guantelete salió un gran rifle, halé la palanca que tenia a un lado hacia mi cuerpo puse mi ojo en la mira y le apunté, solo me quedaban dos segundos para poder derribarlo, pero antes de que lograra apuntarle las rocas de escombro donde me ocultaba se destruyeron partiéndose en pedazos, las había destruido con la fuerza del golpe del guantelete, sin previo aviso lo tenia a un metro de distancia de mi, mis ojos estaban muy abiertos por la sorpresa, estaba perplejo, pero al mismo tiempo lo tenia donde quería.

–¡IDIOTA! –le grité embistiéndolo rápidamente y poniéndole la punta del rifle directamente en su cráneo, presionando el gatillo y viendo como parte de la cabeza reventaba por la fuerza del rifle, la bala de había atravesado el cráneo y salió por detrás de este, pedazos de huesos de su cráneo y sangre se regaron por toda el área de los escombros, su contador disminuía, pero en solo diez segundos el agujero en su cráneo se volvería a sellar, lo sabia, y tenia una cantidad de puntos mayor que la mía, así que el descenso de puntos se tardaría más que el mío; pero un brillo llamó mi atención en menos de un segundo, giré la ruleta, la presioné y disparé una gran ráfaga de fuego hacia el piso, usándolo como propulsor para elevarme, todo eso en menos de dos segundos; ahí me encontraba yo a quince metros en el aire cuando el brillo que había visto a lo lejos impactó, era un misil enviado desde lejos que explotó destruyendo lo que quedaba del cuerpo del chico, me impulsé con las llamas hasta una montaña grande de escombros y miré en la dirección de la cual provino el misil, se ponía apenas distinguir un punto negro a lo lejos, encima de una montaña, era impresionante, la fuerza con la que disparó el misil debió ser extremadamente fuerte para dar en el blanco a tan larga distancia sin que se desviara.

Battle Master KingWhere stories live. Discover now