Sueños No Tan Dulces

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¿Que es la vida?
Un frenesí
¿Qué es la vida?
Una ilusión,
una sombra, una ficción,
Y el mayor bien es pequeño;
Que toda la vida es sueño,
Y los sueños, sueños son.

Pedro Calderón de la barca.

Todo era oscuro. No sabia donde estaba. Poco a poco se empezó a iluminar. Estaba en un jardín. El pasto era verde y perfectamente cortado. Recorro el lugar con la mirada. Hay un árbol alto y frondoso con una llanta como columpio. También hay arbustos y flores, rosas de tres tonos distintos. Tardo un poco reconocer el lugar. Es la casa de mi infancia. Solo mi mamá podría tener rosas tan cuidadas.
Me doy cuenta que bajo el árbol hay una pequeña niña jugando. Camino hacia ella. Soy yo a los 6 años. Me veo tan inocente. No se percata de mi presencia. Tiene una manta bajo ella y juega con sus muñecas. Me acerco mas para oír lo que dice.

-Ahora llevare a lely al doctor, esta muy enferma. No mejor creare una medicina para curarla yo misma- la pequeña no se había percatado de mi presencia. Se levanta y corre a cortar algunas plantas para colocarlas en un recipiente de plástico, luego toma una un poco de agua de un balde y regresa a la manta. Toma un tenedor de juguete color morado y comienza a machacar todo-esta será la mejor medicina del mundo.
E

s lindo ver la inocencia que tenia antes, el no preocuparse por responsabilidades.
De la puerta que da a la casa sale un hombre alto, piel blanca, esta perfectamente rasurado y sus ojos obscuros denotan preocupación, pero al acercarse a la pequeña niña intenta ocultarlo con una gran sonrisa. Es mi padre. Se agacha junto a la pequeña y yo lo observo atónita. El recuerdo es tan vivido, hace tanto que no lo veo que pensaba que ya había olvidado como se veía. Usaba su traje militar azul marino, como siempre que debía ir a la base. El no era un militar común, era un científico militar que rendía su servicio en un laboratorio de la base.
-¿Qué haces pequeña? - dice mientras le acaricia el pelo.
Una lágrima corre por mi mejilla al recordar su manera de llamarme.
-Estoy haciendo una medicina especial papi, como tu.
Él sonríe.
-Muy bien princesa,debo irme regreso en la noche.
-¿A donde vas papi?
-A la base, iré a producir una nueva medicina. Pero cuando vuelva revisaré la tuya-le da un beso en la frente - nos vemos pronto pequeña. La abraza y la pequeña lo rodea con sus pequeños brazos.
-Adiós papi.
Mi padre se levanta y camina hacia la puerta y antes de entrar mira a la pequeña de nuevo y le dedica una sonrisa nostálgica. Cruza la puerta de cristal y todo se vuelve negro y parece dar vueltas.
Vuelvo a caer, ahora estoy en una habitación a oscuras, solo se filtra una pequeña luz por la puerta proveniente de la sala. Mi yo pequeña se asoma por una pequeña abertura de la puerta. Usa una pijama de con dibujos de pequeños conejos y su cabello castaño esta desordenado.
Me acerco a ver lo que ella ve.
Afuera una versión al menos 10 años mas joven de mi madre se encuentra en el sillón, con el televisor encendido pero sin ponerle la mas mínima atención, hablaba por teléfono con gesto preocupado, sus palabras son atropelladas y solo puedo captar algunas frases sin sentido.
-Todo estará bien ¿verdad?.... Pero si eres el mejor...Tu puedes curarte... Debes volver a casa... No me dejes.
Vi unas cuantas lágrimas resbalar por sus mejillas, quise acercarme a ella pero se cerró la puerta y mi yo pequeña corrió a su cama y comenzó a llorar.
-Por favor diosito que mi papi este bien, por favor que este bien.
Sentí mi corazón partirse al oírme rezar. Pero antes de que pudiera hacer algo la escena volvió a cambiar.
Ahora estaba en la sala de mi casa, era de día y encontré a la pequeña niña sentada en el sillón mas pequeño de terciopelo con un libro en sus piernas y estaba concentrada en su lectura.
Sonrió al ver que desde pequeña la lectura ha sido mi pasión.
Se escucha que llaman a la puerta, rápido mi madre sale de la cocina para abrirla. Entra un joven de no mas de 20 años de ojos muy azules y cabello castaño con el uniforme militar. A su lado un pequeño de unos 5 años idéntico a él solo que con ojos cafés pasa corriendo y llega a la sala.
A ambos los conozco, el mas grande es Saul, un compañero de mi padre y el militar mas joven de la ciudad y su hermano Jayden mi mejor amigo de la infancia. Actualmente Saul estaba en EUA sirviendo a la milicia. Siempre ha sido muy alegre y amable conmigo. Pero ahora su mirada era seria y nostálgica. Al verlo mi madre se puso alerta.
-No lo logró ¿verdad?
-No, lo siento.
No pudo contener mas las lágrimas y lo abrazo, ambos comenzaron a llorar.
La pequeña los veía asustada.
-¿Qué sucede Jay? ¿Por qué estan llorando?
Él la acompaña al sillón y le toma las manos.
-Recuerdas que mi papi se fue al cielo-la niña asiente-pues creo que tu papi también ahora esta allá. Pero el estará bien allá y acompañará a mi papi.
La niña abraza a su amigo y se pone a llorar también, el niño solo la abraza con más fuerza.
-Tranquila Becca, yo te cuidaré y siempre estaremos juntos.
Esas palabras que habían quedado guardadas en mi memoria para siempre. Pero desde que me mude no ha sido cumplida pues hace mucho que no lo veo.
Todo comienza a dar vueltas. Mi papá, murió, jamás volvió. El terror me invade y todo se vuelve negro.
Abro los ojos de golpe, mi respiración es agitada y estoy sudando en frío. Me siento rápido en mi cama.
-Solo fue un sueño, solo una pesadilla.
Repito esa frase como mi mantra. Poco a poco mi respiración de normaliza pero aún tengo miedo.
Me quedo un rato pensando pero las imágenes del sueño vuelven a mi y aprieto loa ojos para alejarlas. Hacia un tiempo que no tenia pesadillas y ya había olvidado el terror que se sentía. Al parecer mis recuerdos estaban demasiado claros en mi subconsciente.
Después de un rato me rindo, el sueño no acudirá a mi.
Me levanto y me pongo mis pantuflas de conejo. Abro la puerta de mi habitación y camino rumbo a la cocina por un vaso de leche o algo que me ayude a dormir.
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