II La Realidad

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El Palacio Rosa actualmente habita en la parte oscura y desatendida que existe dentro de las memorias de quienes viven a sus alrededores.

La gente se acostumbró a su presencia pero preferían no pensar en él. Desde la plaza del pueblo uno podía mirar hacia la colina y contemplarlo pero preferían no hacerlo, su mirada seguía de largo como si fijarse mucho en el fuera algo malo o embarazoso.

La actitud de era la misma que uno tomaría cuando se tiene un invitado no deseado en casa, no se podían librar de él así que lo trataban con una forzada cortecita. Hablaban con gusto de él recordando cómo fue alguna vez o al menos como les contaron que fue, pero rara vez hablaban de él en su estado actual.

Los niños del pueblo hacían lo mismo "Es una casa grande allá donde inicia el bosque, pero los adultos dicen que no nos acerquemos"

Los pocos registros que hay en el pueblo sobre el Palacio Rosa. Lo describen como un lugar que alguna vez fue hermoso (no, jamás dicen cuando fue construido ni por quien) y que fue remodelado y dividido en años posteriores.

Las fotos más actuales del Palacio Rosa lo mostraban como un lugar que distaba mucho de ser como en la historias. El jardín que lo rodea consiste solo de grandes árboles sin hojas y pequeños fosos llenos de tierra gris divididos en secciones en las que, según la gente, se cultivaban flores y árboles frutales. El sendero de piedra y los bancos lucían cicatrices causadas por la intemperie y el único color que se podía ver en él era el musgo verde que llenaba las grietas entre las piedras.

La fachada es ahora una uniforme masa pálida cuyos colores se desvanecieron a causa del paso de las estaciones. Los únicos vestigios que se pueden encontrar de su tan contado color rosa están en aquellos lugares más escondidos entre sus columnas y ventanales.

Puedes encontrar escamas de pintura en las uniones de las ventanas con las paredes, en el espacio que hay bajo las tejas donde se une el techo con las paredes, detrás de las columnas en las paredes más alejadas de sus pórticos y balcones.

El color blanco de sus molduras y columnas muestra un color gris impregnado de polvo. Lo único que parece ser tal como en las historias es el techo de tejas color gris, pero incluso estas se las arreglan para mostrar un aspecto descuidado y curtido por el ambiente.

La fachada cuenta también con algunos detalles que no son mencionados jamás por la gente del pueblo, una sólida pero improvisada escalera nace del balcón en el segundo piso, rodea por el costado y termina junto al pórtico de la entrada principal. Junto a esta se encuentra un buzón de correo en el cual figura un nombre extranjero y difícil de pronunciar.

En otro de los costados hay unas escaleras que bajan al sótano abriéndose paso por la tierra, al pie de la pequeña barda construida para funcionar como pasamanos aún se amontona la tierra que fue removida. Aquí también se encuentra un buzón pintado con colores chillones que no combinan en lo absoluto y figura el nombre de 2 mujeres.

El hecho que nadie mencione estos detalles deja ver que fueron añadidos de manera improvisada para delimitar el espacio de los distintos habitantes. Lo que nadie explica es quienes son estos y cuánto tiempo llevan viviendo ahí.

La gente de los cines y teatros cercanos conocen a las 2 damas que viven en el sótano ya que son clientes regulares, pero cuando uno pregunta por ellas la respuesta nunca varia: "Cuando yo empecé a trabajar ellas tenían muchos años viniendo ya". En cuanto al señor de nombre extranjero es el cartero quien cuenta: "Llevo años entregando en su puerta los mismos paquetes que huelen mal mensualmente".

El mayor misterio son los habitantes de la parte "principal" del Palacio Rosa, en él vive una señora a quien todo mundo llama Sra. Palace (haciendo referencia al Palacio Rosa) pero nadie conoce su nombre real. Se sabe que ella compro el Palacio Rosa e hizo las "remodelaciones" pero como todo lo relacionado con aquel lugar, nadie sabe cuándo lo compro ni cuándo o quien hizo las remodelaciones.

Se sabe que la señora Palace es viuda. Se sabe que es amable con todos pero algo su actitud hace que uno deba reunir valor para desearle buen día cuando se cruza en tu camino. Sus inquilinos hablan muy bien de ella pero tampoco extienden mucho la plática cuando se les pregunta.

Jamás nadie habla es de su perturbadora mirada, fija, penetrante, dura y nebulosa. Esto último se debe a que los ojos de la señora Palace están cubiertos por una fina capa lechosa causada por cataratas. La señora Palace es ciega

A pesar de su ceguera, la señora Palace puede ver mejor que la mayoría de las personas con aquellos ojos velados. Quien descubrió estola causa fue su hijo, el segundo habitante del piso principal en el Palacio Rosa. Un niño llamado Nathaniel quien es llamado simplemente Nath por su madre. Pero para el resto del pueblo es conocido como el niño Palace.

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El Palacio RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora