IV Las Hermanas

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  Nathaniel recuerda a las 2 niñas a quienes todos llamaban hermanas, una rubia y la otra pelirroja. Cuando no jugaban con las maquilas pasaban su tiempo inventando historias en las cuales ellas eran las protagonistas.

Era difícil pensar que eran hermanas o siquiera que eran amigas ya que pasaban todo el tiempo discutiendo. Si una jugaba muy rápido con su máquina la otra le gritaba que debía apurarse más.

Si una quería jugar a contar una historia la otra quería ser el personaje principal.

Si una decía que algo era de color rojo la otra decía que era color carmín.

La niña pelirroja era varios centímetros más pequeña que la niña rubia, su rostro era más redondo y sus manos regordetas. Su cabello era un conjunto de rizos color rojo tan intenso que parecía una llama ambulante.

La niña Rubia era más alta que todas las niñas y la mayoría de los niños. Sus ojos eran tan azules que parecían hielo y su cabello tan rubio que parecía una cascada de miel.

Cuando era hora de comer o dormir ambas niñas Gritaban y bailaban frente a los demás niños jugando a que eran Cleopatra y la hermana más linda de Cleopatra. A que eran la hermosa diosa Atenea y la más hermosa diosa Afrodita.

Cuando podían salir de casa iban a la plaza del pueblo a ver los pequeños números de teatro realizados ahí por las escuelas y compañías locales. Era así como ellas aprendían nuevos juegos para divertir a los demás niños. Aunque como era típico en ellas, siempre discutían cual era el mejor personaje para jugar en sus historias. Por eso era que siempre había dos Cleopatras o dos hermosas diosas griegas.

Algo más que las unía era que ambas lloraban siempre juntas, cuando una no quería jugar más con las maquinas la otra la imitaba. Cuando una gritaba que tenía frio y no quería dormir más en el suelo la otra se unía gritando que todos los días despertaba con insectos en las orejas.

Si una comenzaba a llorar mientras dormía llamando a su mama la otra lloraba también y se tomaban de la mano hasta calmarse.

Nathaniel recuerda que cuando su madre las invito a jugar al otro lado de la casa ambas se negaron en un principio diciendo que no aceptarían nada de él, no de niño que únicamente se sienta en un rincón sin hacer nada.

Pero luego de unos días hablando con ellas las convenció al decirles que su madre seguro les regalaría ropa hermosa para que pudieran jugar contando historias a los demás niños.

Recuerda que hubo más risas y juegos de lo normal ya que había dos niñas y no solo una jugando con él al otro lado de la casa.

Parecían felices de que la señora Palace fuera capaz de hacer comida deliciosa que pudiera gustarle a ambas y no tuvieran que pelear por el menú. Sus ojos brillaron al ver que la ropa que mama les regalaba era tan perfecta que no encontraban ningún motivo para discutir por a quien se le veía mejor o que color era más lindo.

Incluso a la hora de acostarse siguieron sin discutir ya que la cama era tan grande que tenían espacio suficiente para dormir cada una en la posición que quisiera sin molestar a la otra. Lo único extraño es que de igual manera durante la noche terminaban juntas tomadas de la mano.

Nathaniel recuerda como lloraron ambas rogándole a su madre que las dejara permaneces en ese lado de la casa, que no volverían a discutir entre ellas por ningún motivo y que todas las noches jugarían a contar las mejores historias para ella.

Como sucedía siempre, las niñas no volverían nunca a jugar con las maquinas. Lo que cambio fue que esta vez Nathaniel no volvió a quedarse solo.

Ahora tenía a aquellas niñas con quienes jugar al otro lado de la casa y también tenía con quien sentarse a mirar a los demás niños jugar con las maquinas.

Cuando Nathaniel le pregunto a su madre porque las había dejado quedarse esta le explico que pronto haría un gran cambio en la casa y necesitaba quien le ayudara a cuidarla.

Cuando Nathaniel pregunto cuáles serían esos cambios su madre lo mandó callar diciéndole únicamente que debía buscar un niño más.

Nathaniel y las hermanas no tardaron en encontrarlo, era un niño pequeño que hablaba en un idioma que no entendían.

e~&Y

El Palacio RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora