[19] Degollado

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Punto de Vista de Harry

La sensación de ver el cuerpo del desconocido sin vida me hizo reír interiormente. Unos cuantos más no iban a doler ¿no? No lo creo.

Silbé, descansando el hacha sobre mi hombro, sujetando la parte de madera con mi mano y comencé a caminar lentamente a través del pasillo, intenciones que tenía antes de que nadie más que un doctor me interrumpiera.

Me clasificaban como un loco, no me gustaba eso, además, odiaba a los médicos o a la gente asociada con ellos, porque nunca curaban nada. Solo hacían las cosas peor o sólo para que aguantaras con la enfermedad por un poco más de tiempo.

Que les den.

"Señor, no puedes estar aquí." Una enfermera señaló, levantando su mano, caminando alrededor de mí con otros dos doctores.

Sacudí mi cabeza, dirigiendo el hacha directamente hacia su intestino, tomándola con la guardia baja, jadeó y abrió sus labios en shock. Los otros dos doctores abrieron sus ojos y se quedaron quietos. Arranqué el arma de la carne de la mujer.

Antes de que pudieran siquiera atacarme les clavé el hacha a ambos de ellos dos. Oh, se sentía tan bien. Su sangre esparciéndose por todos los lados posibles, cayendo en mi cara mientras lamía mis labios capturando un poco de sangre.

"Los tres eran obviamente muy antipáticos." Hablé, sonriendo y pasando una mano por mi cara, quitando un poco de sangre.

Me encogí de hombros, volviendo a colocar el hacha en mi hombro, caminando y silbando suavemente. El eco recorriendo los pasillos esperando por doctores que no mereciesen vivir.

Las luces empezaron a parpadear. Sonreí y cerré mis ojos.

Están aquí.

*

Punto de vista de Ty

Después de haber estado escuchando un tiempo las voces, se fueron. Había silencio, demasiado y me hacía sentir incómoda en esta celda con una pequeña ventana que casi no traspasaba luz, desgraciadamente le tenía miedo a la oscuridad.

Me levanté, sintiéndome un poco más fuerte y el efecto de la medicación se estaba finalmente yendo. Crucé los brazos sobre mi pecho y empecé a caminar por la habitación mientras mordía lo que quedaba de mis uñas.

Están aquí.

Mis ojos se abrieron al escuchar la voz y me giré a la izquierda, no había nadie. Ni si quiera delante o detrás de mí, estaban bailando en mi cabeza.

Empecé a empujar y a golpear la puerta con todas mis fuerzas, gritando por ayuda una y otra vez. Alguien estaba conmigo en la habitación, necesitaba salir de aquí. Algo- él estaba viniendo a por mí. Lo sabía, lo podía sentir y las voces eran conocidas por no saber guardar secretos.

"¿Doctor Skinner? ¡Alguien, ayúdenme!" Chillé, haciendo mis manos puños y aporreando la puerta.

Minutos más tardes, Skinner llegó y suspiré aliviada. "¿Qué te pasa, Ty? Todo está bien, sólo tienes que quedarte aquí por un tiempo más."

Sacudí mi cabeza, tragando a través de mi garganta seca. "¡Está viniendo a por mí! ¡Ayúdame! ¡Ayúdame!"

Frunció el ceño y negó con la cabeza. "Yo no veo a nadie."

"Pero," Dije, pausando a la vez que mis lágrimas quemaban mis ojos y mis labios se abrieron del miedo. "Dr. Skinner, Harry está aquí y va a venir a por mí."

Suspiró, sacudiendo la cabeza reposando su mano en el cristal y miré detrás de él. Mis ojos se abrieron mientras negaba con la cabeza al ver al hombre que se encontraba a unos pasos detrás con un hacha y una sonrisa de lado a lado plasmada en su cara.

"Está aquí." Tartamudeé, señalando detrás de él, presionando mi espalda con fuerza en la pared.

El doctor juntó las cejas en confusión y lentamente se dio la vuelta. "Creí que teníamos un tra-"

Un gruñido dejó sus labios cuando el hacha impactó con su cuerpo, lentamente se dio la vuelta para mirarme a través de la ventana y presionó su cara contra ella. La sangre derramándose por su boca hacia el cristal mientras miraba directamente a mis ojos y un grito fatal se escapó de mis labios, entrando en pánico.

Se cayó, dejando de estar a mi vista. Solo la sangre restante pegada en el cristal y Harry, mi vecino, de pie a un lado de la puerta. No estaba muy feliz, su pecho subía y bajaba, mirándome con la mandíbula tensa.

En el momento en el que se agachó y cogió las llaves supe que estaba acabada. Me arrastré rápidamente hacia el otro lado, junto a la puerta, que se abrió justo cuando me presioné fuertemente contra la pared acolchada. Entró riendo y dando pasos lentos.

Se paró, dándose la vuelta y encontrándome. Aproveché el momento y me escabullí por la puerta y me apresuré a salir, cerrándola detrás de mí. Gruñó y el estampido de la puerta se escuchó por todo el pasillo. Gire la cabeza para comprobar, viendo al Dr. Skinner vomitar sangre.

"Eres de él, acéptalo. Todas las demás mujeres lo hicieron." Dijo, riendo en dolor mientras jadeó una última vez, dejando de respirar.

La puerta se escuchó abrirse, antes de poder si quiera pensar, el miedo se hizo conmigo cuando salió fuera de la habitación. Caminé hacia atrás, gritando mientras él se reía y mecía el hacha de atrás hacia adelante.

Me di la vuelta rápidamente, obligándome a salir corriendo como si fuera la última cosa que fuera a hacer. Estaba detrás de mí, justo detrás y con cada paso que daba, él parecía que daba dos, dejándome sin escapatoria.

Mi cabeza fue jalada hacia atrás cuando él agarró mi pelo, empujándome contra él. "Deja de correr de mí, joder." Gritó, jalándome aún más del cabello. Chillé y agarré su muñeca con una mano y con la otra intentaba pegarle en cualquier parte que pudiese.

Le di una patada en su entrepierna, gruñó y me soltó, sus gafas cayéndose de la cara. Me tropecé pero me enderecé lo más rápido que pude y empecé a correr mientras el gritaba que parase.

Empujé la puerta principal, golpeándome la cara con el aire frío y también con un puño. El golpe fue lo suficientemente fuerte como para derribarme, mi cabeza dando vueltas y mi fuerza disminuyendo de nuevo.

"Liam, te dije que no la tocaras, ella es mía." Harry gritó, de pie a un lado mío, mirando a Liam ofendido.

Liam se encogió de hombros, sonriendo y rascándose la nuca. "Ella es fuerte, tenía que pararla de algún modo."

"Que te den, yo conduzco."

Me encogí por el dolor mientras Harry me cogió entre sus brazos, mi mejilla derecha empezó a doler y mis ojos apenas podían mantenerse abiertos del poco sueño que había tenido.

"¿Así qué no la vamos a compartir?" Liam preguntó, mi cabeza yéndose y volviendo a momentos.

"No, ni lo pienses. Ella es mía." Murmuró, apretándome contra él.

Estoy aquí

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Lo siento por no subir la semana pasada, soy un culo vago.

¿Alguna idea de lo que va a pasar a continuación?

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