Capítulo 4

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-si mamá, me encuentro bien- llevaba media hora hablando con mi madre por teléfono. Exigía mi ubicación y me quería de vuelta. Es entendible, la última vez que la vi todos estábamos a punto de morir. Pero ahora no podía volver, y no sé en un futuro.

-mamá, sabes mi secreto, sabes que no pertenezco a ese lugar, lo siento, te amo, de verdad, también a papá, pero deben confiar en que sé lo que hago... hasta pronto- colgué antes de escuchar sus gritos.

-¿madre sobre protectora?- pregunta B burlón.
-madre preocupada- corregí. Asiente y se sienta junto a mi en la nieve.
-¿y bien "ama"?

-¡cierto! Ahora son nuestros esclavos
-no te acostumbres.
-¿eres el mío? Puedo usar un azote y la cosa.
-eso depende- sonríe entre cerrando los ojos.

-¿...de?
-que tan duro te guste- me guiña un ojo. Puse los ojos en blanco y le di un golpe en el brazo. Él reía a carcajadas casi cayendo a la nieve.
-chicos, vengan a ver esto- Clark dice desde lejos.

Me puse de pie al igual que B y corrimos a donde Clark señalaba.
Un grupo de hombres y mujeres, aproximadamente veinte y quizá más. Se encontraban frente a nosotros, sucios y su vestimenta desgarrada y vieja.

-¿es usted la alfa de este lugar?- me pregunta el que encabezaba al grupo. Mi corazón dio un brinco. ¿alfa? Ni me acerco.
-soy parte de esta manada, ¿ustedes son...?

-mi nombre es Raphael, aquí conmigo vienen amigos y familia, todos somos una especie de manada.
-¿especie de manada?
-somos una manada que va de lugar en lugar. Buscando donde vivir, una manada que nos acepte.

-¿cómo es que terminaron así?
-igual que muchos; guerras, problemas de todo tipo, en donde vivíamos apenas había recursos para vivir.
-pues sean bienvenidos, aquí somos rogues, hemos ocupado este territorio, y con ustedes nuestro número aumenta- dije.

-adelante, esta tarde íbamos a buscar más madera y de todo tipo de material para construir más casas aquí, ya que no podemos todos vivir bajo un mismo techo- continúa Victor.
-lo cual es una lastima- murmura B en mi oído.

-idiota- le respondí.
-en vista de que las mujeres nos han vencido en una apuesta de trabajo ayer, haremos grupos mixtos, cada uno buscará diferentes cosas, ¿tienen material, cuerdas, cuchillos, algo?- pregunta William.

-si, cada uno lleva una herramienta y otras cosas que podrían ser útiles- responde la mujer que se encontraba junto a Raphael.
-¡adelante pues!- grita emocionado Clark.

-cuando hayamos avanzado con la construcción de este lugar haremos una celebración en grande, con cerveza y muchas cosas más- me dice Henton con una sonrisa emocionada.
-no me digas sabelotodo, ¿de dónde sacarás la cerveza?

-¡yo me encargo de ello! Tenemos mucha- dice un hombre de entre la multitud.
-¿y eso? ¿llevan cerveza aún sin tener de qué vivir?- pregunta Clark.

-bueno, recolectamos lo que vemos a nuestro paso... digamos que algunos territorios, aldeas y manadas don descuidados- nos guiña el ojo Raphael sonriendo.
-¡a trabajar!- grita Amelia.

B y yo hicimos los grupos. Unos van por madera, otros por hojas, lo cual es difícil ya que comenzando el invierno es difícil encontrar unas resistentes y largas. Entre todos buscamos en nuestras cosas cuerdas, todo el armamento que teníamos y cualquier otro material útil para los demás y lo dejamos en la pequeña cabaña hecha por nosotras.

-dime compañera, ¿qué se siente ser la causante de tantos cambios?- pregunta B mordiendo un pedazo de madera delgada y sonriendo.
-¿disculpa?
-bueno, llegaste, nos unimos, uniste a extraños, aceptaste a más extraños y ahora construimos casas de madera y hojas porque así lo has pedido, estás creando algo grande.

Trascendente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora