" Entre la sangre y el amor"

El pasado es el presente.

Capítulo 19: El pasado es el presente.

La noche era fría. El viento soplaba haciendo que las hojas de los árboles danzaran. Una chica en la mitad de la noche caminaba en la acera de la calle. Las luces de los faros alumbraban su camino. Peridot a paso lento camino a la esquina de su casa. Se había puesto de acuerdo con Esmeralda para darle el contenido del USB. La señora lo necesitaba para ya, y una ves que aviso que lo tenía listo, Jaspela no espero más, mandó a su fiel guardaespaldas por el dispositivo. En un pequeño parque, había unos columpios donde Peridot tomo asiento. Movió los pies para impulsarse y mecerse. El viento era agradable. Pensaba en que hará la señora con la información. Era obvio que lo usara encontrar de su rival. Suspira. Una parte dentro de ella le decía que estaba haciendo mal.
Escucha el rugir de un auto, Aprieta la cadena del columpio tensa, pero el auto paso de largo, dejando a su paso el humo, y el rugir alegarse. Su corazón se acelera, sus manos sudan, está nerviosa, era como si ella misma se estaba avisando que no entregará el aparato, como si subconsciente le dijera que no lo entregara. No sabe cuánto tardo en aquel lugar pensado en entregarlo o no. Una mano le tocó su hombro. Rápidamente levanta la mirada. Era Esmeralda, que sonreía de lado.

— Vamos, la jefa pido que lo entregaras personalmente.— dijo dándole la espalda

— Espera. Creí que tú lo llevarías.—

— No te pagan para creer. Cállate y vamos.—

La tomo bruscamente del brazo y la llevo con paso apresurado a la camioneta negra.
No dejaba de mordisquear sus uñas por el nerviosismo. Sabía que hacía mal, que esa información que tiene en su bolsio del pantalón será usado mal. A la señora no le importará la felicidad de su hijas, hará lo que ella quiere, siempre lo logra, siempre.
Llegaron a la mansión. Se puso la capucha de su abrigo, no quería ser vista por Jasper o Garnet.
La gran puerta del despacho se abrió. Para su sorpresa esta ves no surgió una neblina de humo, ni olor del mismo. En la ventana grande se podía ver la gran figura de la señora.
Jaspela escuchó el chillido de la puerta al abrirse. Una ves que escucho la puerta cerrarse, se dio la vuelta. Peridot se sintió una hormiga alado de la imponente señora. Siempre que la a visitado o la vio se encontraba sentada, pero ahora está de pie, seguramente media mucho más que dos metros. Viéndola mejor Jasper la llegaría hasta el mentón.

— ¿Lo tienes?— pregunto la señora Jaspela. Sus manos tenían comezón desea tener ya en su poder aquella información.— ¡Niña!—

Peridot, dudaba en dárselo. Pero el grito la saco de sus pensamientos. Rápidamente su mano busca el USB en su pantalón. Lo sostiene en sus manos. La señora tiene extendida la mano para recibirlo. La chica suspira resignada y lo entrega. Baja la mirada. Esta echo.

— Bien.— sonríe dejado ver sus dientes blancos.— Ten por seguro que has echo lo correcto. Peridot, acabas de asegurar tu futuro. Ya no hay vuelta atrás.— tomo con orgullo entre sus manos cerrando su puño al rededor del pequeño objeto.

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Era de mañana. Para los que se transportan en auto no era un buen día, pues había un tráfico de muerte.
Pero eso no impedía a la señora Whater's ir a su junta. Estaba segura que su compra era suya. Podía sentir su mano firmar el contrato. Viajo en helicóptero hasta la empresa donde compraría acciones. Una ves ahí, una amable chica fue su guía hasta la sala de juntas. Al parecer llego justo a tiempo, todos los ejecutivos del lugar estaban esperándola. La reunión tomo comienzo, hablaban de de nuevos proyectos. Pero la presidenta de aquella empresa tomo palabra dirigiéndose a la señora Whater's.

—Presidenta Whater's. Sabemos que su empresa es una de las más prestigiadas en el país. Usted es una gran ejecutiva. Estamos muy felices de que usted fuera quien esté interesada en las acciones en venta. En verdad nuestra pequeña empresa no tiene los años de experiencia como la de usted, necesitamos un empujón y con ayuda de una fucion de las dos empresas nos quedaría como anillo al dedo, claro yo hablo por mí y mis trabajadores.—