El orfanato

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 –¿Cómo me encontraron?- Preguntó Alexander mientras se volteaba. En frente suyo estaba Tamara acompañada de un hombre alto y vestido con un traje de seguridad. Detrás de ellos había un automóvil negro con un chofer vestido formalmente que esperaba las órdenes de Tamara.

–Simplemente adiviné – respondió la asistente social acercándose a él cuidadosamente.

Alexander se dio vuelta rápidamente y empezó a correr con su Esfera en mano sin un destino en mente. Tamara habría querido correr tras él, pero sus zapatos de taco se lo impedían. El hombre que estaba a su lado, sin embargo, sí fue capaz de correr tras el joven pelirrojo y atraparlo. Alexander se movía y gritaba ferozmente para que lo soltara, pero no logró nada. Sus movimientos se vieron reducidos por su necesidad de conservar su Esfera de Fuego.

El hombre lo metió en el asiento trasero del automóvil que estaba estacionado en la calle de tierra. Allí estaba la asistente social. Ella le ordenó al chofer que condujera al orfanato. Cuando el hombre que atrapó a Alexander entró en el auto, el motor arrancó con rumbo al Orfanato Municipal, a cinco minutos del centro de la ciudad.

–Revisamos tu árbol genealógico y no encontramos familiares cercanos. Y tus parientes lejanos no están en condiciones de hacerse cargo de vos. Algunos no tienen los recursos económicos para afrontar el ingreso de un nuevo miembro a sus familias. Otros están muy lejos, y otros afirmaron que no te conocen.

Tamara hizo una pausa esperando algún comentario del pelirrojo. Pero este no dijo nada. Ni siquiera la miraba.

–Ahora vas a conocer el orfanato -añadió- , y una buena familia te va a adoptar.

Alexander se mantuvo en silencio, mirando a través de la ventana. Se sentía una vez mas impotente e incompetente. Tamara le estaba hablando de una nueva familia, pero él sólo quería la que tenía y había perdido.

–El edificio te va a gustar – prosiguió ella. - Y vas a hacer muchos a...

–¿Le puedo pedir un favor? - interrumpió el joven mirándola a los ojos.- ¿Me puede decir cuándo va a ser el funeral?

–¿El funeral?... Sí, sí. Dejame que averigüe acá. Supongo que debe ser mañana por la mañana. Vos viste; hay mucho papeleo. Ningún familiar va a pagar los servicios ni a pedir los turnos. Esos trámites van a ir por cuenta del hospital. - Tamara corroboró la información en su celular.- Sí – dijo luego de unos instantes.- La ceremonia se va a realizar mañana sábado en el Cementerio de la Santa Cruz a las once de la mañana.

–¿Me puede llevar? Por favor. Tengo que ir.

–Por supuesto que sí, Alexander. Mañana paso a buscarte a las diez.

–Muchas gracias.

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El auto frenó cuando llegaron a su destino y todos bajaron de él. Alexander fue el último en hacerlo; no estaba listo para afrontar esta realidad que le imponía el destino. Bajó del vehículo sin ganas, sosteniendo la Esfera de Fuego con su brazo derecho y su abdomen.

Frente a sus ojos estaba el Orfanato Municipal. Era un edificio inmenso, tanto que parecía una mansión lujosa. El edificio principal y los edificios anexos se distribuían en un territorio de 10.000 mts2. Todo el terreno estaba delimitado por cuatro paredes de un metro de altura sobre las cuales se erigían rejas de dos metros de alto. El predio contaba con jardines adornados con ligustrinos podados cuidadosamente, y algunas canchas destinadas a diferentes deportes, como el tenis, basquetbol y fútbol.

Un camino de hormigón, decorado con pinturas abstractas, conectaba la entrada al predio con la entrada al edificio central, atravesando el primer jardín adornado con rosas.

Elmentoru: DespertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora