Ese día de invierno, el frío era tan intenso que helaba hasta los huesos. Alexander caminaba por el parque cubierto de una espesa capa de nieve, mientras admiraba el paisaje congelado (algo inusual en esta región del país) y pensaba en cumplir su sueño de subir al cerro 21 de marzo. Llevaba un grueso abrigo de color rojo con algunos detalles negros, botas para la nieve, varios pantalones y una mochila inmensa repleta de más abrigo, pero también comida y otras cosas más.
Su caminar finalizó cuando llegó a la confitería Sueños azules en la que Amanda, su amiga de la infancia, trabajaba como mesera. Cuando abrió la puerta una campanita dorada advirtió que había entrado, y en seguida ella se dirigió a tomarle el pedido. Él se acomodó en una mesa desocupada que tenía dos sillas. Se sentó en una y en la otra dejó su mochila. Había elegido esa porque era la más cercana a la televisión, ya que quería oír el pronóstico del clima. Según el periodista, la temperatura iba a continuar bajo cero al menos dos días más. Esta noticia no le gustó del todo a Alexander. Pero el clima no lo detendría.
Amanda saludó a su amigo y le preguntó con una sonrisa qué iba a tomar, a lo que respondió que un café con leche y facturas. Luego de unos minutos ella volvió trayendo en una bandeja de plata su pedido. Vestía un delantal del mismo color de su cabello, azul, encima de una camiseta amarilla. Le gustaba esa combinación. Dejó la taza en la mesa, la cucharita, el azúcar y el platito con dos facturas, y luego de bajar la mochila de Alexander al piso se sentó en frente de su amigo.
—Está pesada la mochila —rió ella—. ¿Lo vas a hacer hoy? Mirá que está muy frío. Te podés enfermar.
—No está tan frío. Igual, ya esperé mucho para hacerlo, y no puedo dejar que pase de hoy. ―Hizo una pausa y luego añadió:— ¿No se nota que estoy abrigado, acaso?
—Tonto... A mi papá le habría gustado acompañarte— comentó.
—A mí me habría gustado que lo hiciera. Creo que deberíamos ir los tres —bromeó.— Tu mamá también puede venir si quiere.
—No, yo no. No me animo, y mi mamá mucho menos. Es muy peligroso. En cambio a mi papá si le encantaría ir. Vos viste que a él le gusta la naturaleza y lo salvaje. Lástima que ya está viejo... —La dueña de confitería llamó a Amanda por su nombre desde la barra—. Perdón, me tengo que ir, mi mamá me llama. Nos vemos después. No te olvidés de contarme todo, ¿no? Suerte y cuidate.
Amanda se dirigió a la barra y Alexander se quedó hasta terminar su café. Antes de irse, se acercó hasta la cajera y le pagó.
ϒ
Alexander estaba parado en la base del cerro. El corazón le palpitaba rápidamente. Había tomado un camino directo a la base del cerro 21 de Marzo, el más popular de la provincia ya que en la cima había un mirador al que se podía llegar viajando en un teleférico. El aire frío ingresaba en sus pulmones y salía por su nariz en forma de humo de cigarrillo. Con las manos en los bolsillos, contemplaba el lugar, dispuesto a cumplir su sueño de la infancia.
Revisó la hora. El reloj de su celular marcaba las 18:15. Era tiempo de dar el primer paso.
Cuando llegó a mitad del camino ya había anochecido completamente, por lo que decidió detenerse y acampar allí. Armó una carpa sin dificultades, encendió una pequeña fogata para calentarse y cocinar malvaviscos, como en las películas, e intentó hacer una llamada a sus padres para avisar que estaba bien y que pasaría la noche allí. Sin embargo no pudo hacerlo ya que no tenía señal. Podría haber vuelto de inmediato, pero decidió no hacerlo. «Unas horas más no le harán daño a nadie» pensó.
Dejó la fogata encendida después de haber calentado la comida que había llevado y se metió en la carpa. Se durmió luego de un par de minutos escuchando los sonidos de la naturaleza: grillos, una que otra ave, y una ligera brisa que movía las hojas de los árboles.
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Elmentoru: Despertar
Fantasía"El despertar del fuego es sólo el comienzo. Tras visitar el inframundo y revivir lo extinto, los juegos empezaran y la manzana de la discordia dará inicio a la guerra" -Liet La Escuela Elmentoru es una institución que abre sus puertas a los miembro...