Capítulo 11: Frustración

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Las estrellas brillan translúcidas en el horizonte silencioso. Últimamente el cielo está más triste, muy despistado. Quizá esté sufriendo.
- ¿Qué va a pasar ahora? -se preguntó Aldana a sí misma en su habitación-. He llegado a pensar, incluso a intentar convencerme de que Dierso está muerto. Pero no, no debo decir eso. Quiero pensar que no. Tengo la impresión de que mamá sabe algo de todo esto, pero no sé por qué creo que es algo... ¿secreto? ¿Tendrá que ver con lo del libro de familia? ¿o quizá no? El problema es que... no, problema no. Qué está pasando. Y por qué el cielo está tranquilo algunas veces y a los dos minutos se pone a llover. 

Aldana estaba cada vez más nerviosa hasta que...

- ¡No puede ser! No puede haber nada paranormal. No puede ser. Pero, ¿y si lo que pasa en el cielo y en mis sueños está relacionado? ¿Y si tiene algo que ver con Dierso? Mmm... creo que no es una buena idea, pero necesito respuestas.

Aldana decidió dormir. Si todo esto estaba pasando por algo, quizá la respuesta se encontrase precisamente en sus sueños o... pesadillas. Así que se tumbó en la cama y se sumergió en un sueño.

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- "Aldana, hola". 

- ¿Quién eres? ¿Dónde estamos?

Era un bosque. Solo había árboles, flores y una indiscutible tranquilidad. La voz era tierna y suave, pero a la vez respetable, y adulta. Aldana se sentía perdida.

- "Soy tú y tú eres yo. Ven conmigo y te guiaré".

- ¿A dónde quieres llevarme?

- "¿No deseas verle? No puedo decirte su estado, pero la última vez que susurró algo, dijo tu nombre".

- ¿De quién hablas?

- "Parece mentira tu edad, eres muy ingenua. ¿En serio quieres meterte en este torbellino? Apenas hay posibilidades de que sobrevivas".

- Solo quiero saber dónde está mi hermano - dijo Aldana con una lágrima asomando por el ojo izquierdo-.

- "Jejejeje, se rió la voz. Eres una niña aún muy pequeña para sumergirte aquí. Muchos siglos están torcidos. ¿De verdad quieres encontrarle? Dímelo".

- Sí, claro que sí. Dime dónde está.

El bosque empezó a moverse cada vez más por una oleada de viento.

- "¿Estás dispuesta a arriesgar tu vida para encontrarle?"

- Si hace falta, que así sea.

- "¿Incluso a costa de destrozar de nuevo y definitivamente a tus padres, Aldana?"

La voz volvió a reírse ante la cara atónita de Aldana.

- No lo había pensado.

- "Tú sufriste cuando tu hermano se fue durante aquella fatídica noche de tormenta. Tus padres murieron parcialmente con la huida de su hijo menor. Si tú también desapareces o mueres, les matarás y serás autora de dos asesinatos. ¿Es eso lo que buscas, pequeña lombriz indefensa?"

- No... - susurró para sí misma- no lo sé. Déjame pensar.

- "¿Pensar? ¿Pensar si prefieres arriesgar tu vida con altas probabilidades de no encontrar a Dierso o de encontrarle muerto y pensar en si es mejor matar a tus padres de dolor y desolación por un sentimiento egoísta? Me decepcionas, Aldana jajaja".

- Cállate -gritó Aldana entre lágrimas y frustración-.

- "... Vale, te dejo dos noches para que lo pienses. No volveré a aparecer en sueños que tengas durante el día. Pero ten en cuenta una cosa. Si finalmente aceptas, no podrás echarte atrás. Es mi única condición. Tampoco podrás tener la oportunidad de volver a encontrar a tu hermano si decides no arriesgarte. Tú decides".

- Vale. Buenos días.

- "Buenos días, querida niña. Hasta la noche jejeje"

La voz fue desapareciendo hasta que finalmente se dejó de oír. Automáticamente el bosque desapareció y Aldana se despertó.

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Estrellas entre Las SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora