Comenzando con el pie izquierdo

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Regresaba corriendo al hotel, perseguido por unos tipos vestidos de negro, traían gafas oscuras, no tenían ganas de hablar, o eso parecía. Una cuadra antes de llegar al hotel, fue acorralado en un callejón, se le acercaron.

-Dile a tu padre que no aceptamos un “no” por respuesta.

Le dijeron esto, y le dieron una golpiza, para acabar uno de ellos le dio un golpe en el estómago y se fueron riendo. Se paró  y, adolorido, caminó hacia el hotel.

Llegó y se metió en su habitación  molesto,  un pequeño cuarto con nada más que un colchón, un sofá, un televisor, un reproductor de música y un baño; tomó su teléfono y llamó a su padre.

-¡Hijo! ¿Al fin aceptaste la oferta de…?

-Cállate, tus malditos negocios solo me dan problemas, ¡no quiero nada con esto!

-Pero…

-¡En serio! Aléjame de tus asuntos.

Colgó el teléfono y se tomó una ducha, se fue al colchón que tenía  ocupado en el piso, se quedó dormido escuchando algunas canciones de Green Day que tenía.

Era un Viernes de mañana lluviosa y triste. Se levantó, tomó sus cosas y se fue al baño, se cambió de ropa y se lavó la cara, se puso una chaqueta que había dejado colgada en la puerta y se marchó de ahí. Su escuela no estaba lejos, solo debía cruzar un parque y llegaría pronto. Se tomaba su tiempo al cruzarlo, necesario para mojarse con la lluvia; mientras pasaba podía ver parejas , juntas, caminando de la mano, bajo paraguas, abrazándose el uno al otro para evitar el frío…No dejaba de pensar en Lucía.  Hablando de ella, apareció en su camino, él no dejaba de verla. Se veía hermosa, su pelo brillaba con la lluvia, y sus ojos tenían un brillo que lo atontaba. La siguió de lejos, después de todo iban a la misma escuela.

Llegaron casi juntos a la puerta, ella pasó primero, él la seguía contemplando. Entró, y llegó a su salón principal, ella se sentaba al frente, él a su costado. Cada vez que él le hablaba, Lucía no respondía…o no completaba una conversación. Ella era hermosa y dulce, pero algo tímida, y más aún cuando todas las chicas se acercaban a hablar con Sebastan, todas lo consideraban atractivo, pero él solo se fijaba en Lucía.

-Oye, Lucy.

-¿Oh?.. Uh… dime…

-¿Tienes planes para esta tarde?- le sonrió.

-N..no….Bueno, sí….Haré algunas tareas, y…

-¡Vamos! Necesitas un descanso,  ¿salimos? ¿qué dices? será divertido – animado, la miraba a los ojos.

Ella bajó la mirada y tomó sus cosas para ir a su siguiente clase.

-N…no, gracias, quizás otro día, ¿vale?

Sebastián la quería mucho, y quería poder aprovechar cada momento con ella, pero ella…no le hacía mucho caso…

-Bueno… está bien, otro día…- estaba desanimado.

Ya en la tarde,  fue a buscar a Lucía en la salida, quería convencerla, pero ella ya se había ido… Se sentía mal, cada vez se sentía más y más desanimado, que no era importante para ella, pero no dejaría de intentar.

Salió hacia el parque, siempre tomaba la ruta más larga antes de llegar al hotel. Apareció en la calle un auto oscuro con lunas polarizadas, se abrió una de las ventanas y un tipo apuntó hacia él con una beretta.

-¡Eh, Mocoso!- Disparó, pero falló.

-¿Pero qué mierd…?

-Eh, niño, ¿tu papi recibió el mensaje? Ja, ja, ja, ja.- Empezó a disparar alocadamente, Sebastian trataba de esconderse donde fuera mientras trataba de llegar al hotel, todas las personas que estaban cerca huían lo más rápido que pudieran de ahí.

-¡Habla bien con tu padre, mocoso, no queremos problemas!- Disparó al aire y el auto por una de las tantas calles.

-¡Maldita sea!- estaba en el suelo, se trataba de cubrir. Se levantó y se fue corriendo al hotel, antes de que algo más pasara. Llegó y entró a su cuarto, su hermano lo estaba llamando.

-¡Hey, Sebas! ¡Ven un día con la familia!ya en serio, hermano, ¿No quieres que te consiga una casa?  Tío, puedo conseguirte una con pis…

-Cállate, cállate Matías, Yo no tengo nada que ver ni contigo, ni con mamá ni papá, no tengo familia…Adiós.- Colgó el teléfono, fue a su colchón y se quedó dormido, mientras lloraba y maldecía a su padre.

En la madrugada lo despertó otra llamada, vio el teléfono, no se mostraba ningún número.

A Través de la VentanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora