Epílogo

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Después de aquello, Cliff llegó en seguida para ayudarnos. Incluso dejó su trabajo de enfermero para ponerse al frente del centro. Dijo que era lo mínimo que podía hacer por su gran y único amigo. Al final, no fue tan descabellada la idea de mis compañeros. Conseguimos llevar a cabo el proyecto de vender pastelitos que Letty horneaba y decoraba con diferentes colores, flores que Chelsy hacía crecer en el jardín y que luego adornaba para crear una explosión de bellos colores y fragancias exóticas, objetos para bromas que Joshua tenía guardados y que era experto en utilizar, y libros que ya no se iban a usar y que recopilamos Stella y yo del centro.

Trabajamos duro por vender todas las mañanas en el pueblo más cercano, en el cual había mercadillo todas las semanas. Además, Stella tocó el piano en algún que otro evento popular. Al cabo de un tiempo, y con la ayuda de Cliff, conseguimos suficiente dinero para comprar un ataúd de cristal. Las letras con su nombre no pudieron ser grabadas en oro, pero pusimos todo nuestro empeño por dejarlo impecable. Decidimos dejarle en el jardín junto a ese gran cerezo que crece orgulloso, da sombra en verano y resguarda del frío en invierno. Su copa es tan grande que impide mojarse hasta de la lluvia. Hicimos algunas reformas en todo el jardín y ha quedado tan hermoso que da gusto pasear allí y salir a merendar en las tardes soleadas. Todas las semanas le cambiamos las flores que hemos puesto dentro del mismo ataúd. Es casi como si la naturaleza le hubiese acogido como otro nuevo elemento en ella.

El centro prosperó gracias a Cliff, que también ha estado trabajando muy duro con nosotros. Decidió continuar con la labor del Profesor y ahora el centro está abierto para todos los niños del país que no tengan adonde ir. Tuvimos que ampliar las habitaciones y hacer algunas dobles, pero estamos muy contentos de poder ayudar a otros.

Nosotros cinco nunca nos separamos, siempre estamos juntos de aquí para allá; no tenemos secretos y nos lo confiamos todo. Intentamos hacer que los nuevos se sientan como en su casa, por eso hemos adornado más el sitio. Somos los mayores y tenemos que ayudar a Cliff en todo lo que podamos. Letty se pasa casi todo el día haciendo pastelitos y ayudando en la cocina; a Chelsy le gusta cuidar del jardín; a Joshua en realidad se le da muy bien animar a todo aquel que se siente triste o asustado porque acaba de llegar, lo cual es bastante bueno. Es experto en hacerles un tour por todo el centro, explicarles las normas generales y alentarles a que se salten una u otra. Stella nos da sus pequeños conciertos en la biblioteca todos los domingos. Entre los nuevos es famosa, y la conocen como «la belleza que brilla». Incluso los demás estamos aprendiendo a tocar algún instrumento para ayudarle con los conciertos. Pero me da miedo Joshua con ese gran tambor en su posesión... Y en lo que a mí respecta... Digamos que he estado escribiendo mis historias. Cuentos que transmiten verdades sobre la misma vida. No soy un experto en ella, pero doy gracias al cielo de vivirla. Con mis amigos, cada día es una nueva aventura. Suelo ser el encargado de la biblioteca y le leo cuentos a los demás niños más pequeños antes de dormir. Nunca he sido tan feliz, y eso definitivamente es gracias a una persona.

Los días que madrugo mucho para contemplar el amanecer desde el jardín, voy junto a él y le cuento cómo estamos, porque sé que me está oyendo desde algún sitio.

«Buenos días, Profesor» le digo. «¿Lo has visto? Hoy vendrá otro niño más. ¡Nos vamos a quedar sin más habitaciones para tantos!» río. «Letty está igual que siempre: llena de ilusión y con esas eufóricas ganas de jugar con los demás niños. Se lo pasan muy bien con ella y es la mejor cocinando pastelitos. Chelsy se ha abierto mucho más a la gente gracias a lo de vender flores. Ahora habla bastante con los otros niños y les enseña a distinguir todo tipo de plantas. Parece una experta en la botánica y también le gusta cocinar. Joshua anda por ahí coqueteando con Stella. Hace ya tiempo que me dijo que estaba loco por ella, y te aseguro que se le nota mucho. En lo que respecta a ella, sigue siendo igual de tranquila e imperturbable que siempre, pero también sonríe cuando toca el piano para los demás y parece divertirse a veces con las bromas de Joshua. Aunque no sé cómo le aguanta. El señor Cliff y los demás que se hacen cargo de nosotros son muy buenas personas. El centro ha prosperado mucho desde que le llamamos. Me alegra ver que tantos niños son capaces de encontrar una oportunidad aquí. ¡Igual el año que viene tenemos que reformar el lugar otra vez para hacerlo más grande!»

Cuando el sol comienza a asomar tímidamente entre esas montañas, recuerdo todas las cosas tan hermosas que hay en la vida y le susurro:

«No podríamos olvidarte. Siempre estamos pensando en ti, recordándote, porque tú destruiste el Sueño. Tú nos salvaste. Tú nos has traído la felicidad, y jamás te olvidaremos..., Profesor. Porque el corazón es muy sabio, y olvida lo que tiene que olvidar, así como la oscuridad; y recuerda lo que tiene que recordar: todos aquellos actos que, por pequeños que sean, le han hecho sentir amor.»

Sonrío al sentir el viento de la mañana sobre mi rostro y escucho al ruiseñor cantar sobre su árbol.

«¿Sabes? Hay una muy pequeña posibilidad de triunfar del todo frente al mal. Aún estamos buscando la forma. Así que..., hasta entonces..., seguiremos enviándotelo. Aquello que dijiste que no sabías. A ti..., nuestro "destinatario de amor". Hasta que nos volvamos a ver... Buenas noches, Profesor.»

Me levanté y, en ese momento, sentí cómo una susurrantes y delicadas palabras bailaron por el aire hasta llegar a mis oídos. «Gracias... Allen» era lo que decían. Él no se había apartado de mi lado. Yo no volvería a tener miedo nunca más porque siempre estaría protegiéndome.

Gracias a todos ellos, los niños, por seguir llenando el mundo de esperanza y color.





***





"A veces creamos amigos imaginarios para lidiar con la tristeza...

...o reescribimos nuestros recuerdos con el fin de huir del doloroso pasado...

...decimos mentiras para salvarnos a nosotros mismos y a las personas que queremos...

...renunciamos a la vida porque todo el mundo nos ha abandonado...

...somos engañados por la oscuridad de nuestros propios corazones...

...y perdemos a las personas más importantes de nuestras vidas...

...pero a pesar de eso, no nos dejes olvidar a aquellos que siempre seguirán convirtiéndonos en 'destinatarios de amor'. "  









FIN

Las pesadillas de AliciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora