Envolví mis brazos en la cintura de Raffe mientras el pasaba una mano sobre mi hombro.
-Gracias -dije y me puse de puntitas para besarlo, pero el sonrió y también se puso de puntitas de pie para quedar más lejos.
Fruncí el ceño y pase mi mano por su cuello para hacer fuerza y traerlo hacia mí. Cedió un momento pero luego se escapó de mis manos y volvió a la misma postura.
Insistí en su juego, él no ganaría. Esta vez pasé las dos manos por su cuello pero no lo atraje hacia mí como el esperaba, salté y enredé mis piernas en su cadera, y lo besé. Dejó de estar en puntitas y colocó sus manos bajo mis muslos para sostenerme, y me devolvió el beso con intensidad.
Esto se sentía tan intimo como la vez que volamos juntos en el infierno.
Mordí sus labios y el los míos. Su respiración se volvía más irregular con cada segundo que pasaba. Caminó hacia la habitación y antes de entrar oímos una explosión y luego todas las casas se quedaron sin luz.
La caja de electricidad, supuse.
Raffe ingresó a la habitación oscura, aunque el seguía viendo igual en la oscuridad, a mi me costó varios segundos adaptarme a la habitación bañada por la luz de la luna. Soltó una mano y comenzó a empujar los platos de la mesa. Oí como uno a uno se iban estrellando y me reí nerviosa y ansiosa por lo que pasaría.
Me depositó sobre la mesa y acarició mi cabello.
-Eres hermosa -nerviosa y sin decir nada lo atraje hacia mí y volví a besar.
Mi corazón golpeaba en mí pecho, y cuando apoyé mi mano sobre él también percibí que su corazón lo hacia.
Estaba dispuesta a todo con él y por él. Ya no lo dudaba.
Colocó sus manos a cada lado de mi cadera, bajo el ruedo de mi blusa. Su cálido contacto erizó mi piel, puso en alerta cada terminación nerviosa y aceleró mi respiración.
Antes de siquiera pensarlo, era yo quien tomo la iniciativa y lo despojó de su remera. Recorrí con mis dedos cada centímetro de su piel, cuando acaricié el borde de sus alas se estremeció y apretó su agarre en mi cintura antes de quitarme la blusa con delicadeza.
Mis pantalones desaparecieron segundos más tarde y para cuando me di cuenta mis manos desabrochaban los suyos. Era el momento. Los dos estábamos seguros y confiados.
O al menos eso creí.
Raffe se apartó sin mirarme. Desorientada busqué desesperadamente su mirada. No lo había incomodado, ¿no?
-¿Raffe? -le nombré cuando vi que no me miraría.
-No es momento Ryn-Ryn.
-Te quiero. Aquí y ahora, Raffe - alargué mi mano y la posé en su mejilla. Sólo así me miró.
-No sé si...
Le rodeé con mis piernas y lo atraje hacia mi, conmigo, dentro de mi.
Raffe fue lo mas romántico, cuidadoso y caballero. Lo único que le oí susurrar en todo el momento fue: "Ahora eres mía Ryn-Ryn". Lo que él no sabia es que yo siempre le pertenecí. Me cautivó desde el momento en que lo vi volando majestuosamente sobre mi y cuando luchó contra Beliel junto a mi, también cuando renunció a sus alas en el nido. Todo por mi.
-Te quiero Raffe -fue lo último que dije aquella noche, en sus brazos.
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Ángeles Caídos
FanfictionRenacer de las cenizas nunca fue fácil, mucho menos si esas cenizas fueron provocadas por los ángeles. Penryn sabe que cada situación nueva tiene su proceso, acepta sin peros el hecho de que el mundo esté resurgiendo después del ataque. Lo que no es...