Prologue || BTS.

Jung Hoseok.

La noticia de que dos de sus amigos habían muerto fue un duro golpe para su frágil corazón.

Porque además de él, su corazón lentamente disminuía en su ritmo cardíaco. Hace ya un mes en el que estaba internado en aquel hospital buscando un trasplante de corazón, para seguir con su sueño, el baile.

La mayoría pensaba que ahora mismo se encontraba haciendo su actividad favorita, razón por la cual nadie más que Jiwoo, su hermana mayor, y sus padres sabían de su condición.

Y también lo sabía Jimin. Hoseok tampoco quería preocupar a aquella amistad que se había desmoronado. Estaba aburrido. Cada bombeo que daba a penas su corazón significaba un minuto menos de vida.

No entendía como la gente o los familiares de una persona podían ser tan egoístas. No costaba nada donar los órganos a alguien para que pueda seguir con su vida, no era su culpa que ellos atravesaran la fina línea de la muerte.

-¿Cómo te encuentras?- Jiwoo entró por la puerta blanca de la habitación.

- Mi corazón sigue golpeando, supongo que bien - respondió con cierta pena. No sabía con exactitud el momento en que este se detendría y dejaría de vivir, y eso, le atemorizaba.

Jiwoo se acercó a la cama y acarició la mano de su hermano menor. Era triste que alguien que siempre estaba con esperanza ahora estuviera en cama, conectado a una sería de instrumentos y cada día más débil. La chica traía una bolsa, sacando de allí un adorable minion.

El ex apodado j-hope lo tomó entre sus brazos y no pudo evitar soltar un gemido. Los minions eran criaturas energéticas, graciosas y felices, como alguna vez lo fue él.

Aquel sueño de poder bailar se había esfumado con su primer pre infarto. Ese fue el primer impedimento para continuar el baile, pero a pesar de eso, le hizo caso omiso.

Habían pasado ya 5 años, y definitivamente ahora se arrepentía. Si tan solo no hubiese sido un niño revoltoso y se hubiera cuidado, tendría aunque sea un poco más de tiempo para vivir.

El segundo pre infarto lo había tenido hace medio año, nuevamente practicando un baile. Ahí fue cuando ya no se podía hacer nada. Su corazón estaba débil, con que se agitara un poco sería su fin.

- Te dolió, ¿verdad?-Jiwoo interrumpió aquel silencio con aquella pregunta. Hoseok sabía a la perfección a lo que se refería. La muerte tanto de YoonGi como la de el pequeño jimin. El internado sintió el nudo de la garganta, y las lágrimas acumuladas en sus ojos. Tiro su cabeza hacia atrás y la ocultó con su almohada. Jimin le hacía feliz con cada visita, y ahora definitivamente no lo iba a volver a ver. El menor sintió los brazos de su hermana.

-Debo irme, he dejado cerrada la tienda y si no trabajo no puedo pagar tus remedios -avisó la chica. Miró con pena a su hermano - no hagas ninguna estupidez.

Con esas palabras Jiwoo salió de la habitación. Hoseok miró hacia afuera, con cierta melancolía.

¿Hace cuanto que no sentía la brisa en sus huesos? ¿Hace cuanto que estaba encerrado? Suspiro, caminando hacia el baño. Una serie de remedios, tanto antidepresivos como calmantes y remedios para su corazón.

Estaba harto de estar encerrado, aunque sea con sentir un segundo el viento estaría bien.

Empezó a poner las pastillas en su mano. Unas 7 pastillas de gran potencia habían ahí.

Tal vez, y sólo tal vez si tomaba un poco más de la dosis que le habían recetado podría aguantar afuera.

Había olvidado por completo las palabras de su hermana, pero no le importaba, no quería morir sin sentir la brisa moviendo su flequillo, sin escuchar el murmullo de las personas caminando por la calle.

Dos pastillas cayeron al lavamanos. Las miró pero un mareo le invadió. Miró su reflejo, notando las ojeras, su palidez.

- Realmente estoy mal - susurro pasando la mano por su cara. Su estado le había recordado el de Jimin hace aproximadamente un año atrás.

Fue al closet que había en la habitación y sacó las ropas con las que había llegado allí. Sacó la horrible ropa del hospital que tenía puesta.

Finalizado su cambio de ropa, se desconectó de los aparatos. Verificó que nadie del personal del hospital y salió de allí. Estaba totalmente agradecido de que la seguridad del hospital fuera una mierda.

Camino hacia el río Han. Hacían meses desde que no lo veía, y era una de las cosas que iba hacer.

La suave brisa invernal llegó hasta sus huesos, tal como lo quería. Inconscientemente sonrió, ¿hace cuanto que no lo hacía? Todo sería perfecto si Jimin estuviera hablándole, pero al menos estaba en un lugar mejor.

Notaba como las personas le veían, ¿tan mal estaba? Intentaba ignorarlo, pero era casi imposible.

Y como no, si ves a alguien con aspecto enfermo tambaleándose por la calle es algo imposible quitar la mirada.

Cuando vio las barandas no pudo evitar soltar unas lágrimas, no de tristeza si no de alegría. Sentía un sentimiento realmente agradable, a pesar de la muerte de sus dos amigos.

-Espero que estén bien juntos - suspiro Hoseok recordando como su hyung trataba a Jimin, como le cuidaba. Fue el más impresionado con la ruptura de aquella pareja. Era increíble como aquella separación había llevado a que todos se distanciaran. Realmente le hubiese gustado pasar algunos momentos más todos juntos, como cuando fueron a un local de tiempo completo y comenzaron a tirarse comida.

-Tal vez - Hoseok comenzó a reflexionar - Tal vez todos estábamos aburrido de esto -dijo y miro el agua. A jimin le encantaba nadar, y aunque trataba de alejar todo sentimiento negativo, estos le daban duro a su frágil corazón - Al menos creamos lindas memorias juntos, y aunque muera, nunca los olvidaré. Me apoyaron bastante y siento mucho no poder decirles de mi problema al corazón.

Deseo realmente que estén bien. Sigan y cumplan sus sueños, sobre todo Jiwoo, ella es una gran hermana -Las lágrimas de Hoseok no tenían freno, sentía como su corazón se agitaba - Dame un último respiro, por favor.
Hyolin, fuiste una excelente novia. Siento haber terminado lo nuestro, pero no podía continuar sabiendo que en cualquier momento mi corazón me jugaría en contra. Por esa razón nunca te dije te regalo mi corazón, ya que éste está defectuoso.
A todos, los amo. Siempre seré su ángel, su esperanza, J-Hope.

Con un nudo en la garganta y las lágrimas esparcidas por toda su cara, finalizó El chico.

- Creo que debería volver, deben estar preocupados - comenzó a tambalearse pero a pesar de eso siguió. Aquel puente era muy largo, no siquiera había llegado a la mitad cuando un mareo lo invadió sin previo aviso, logrando que vomitara. Un fuerte dolor comenzó a brotar desde los costados de su cuello hasta su brazo derecho. Unas personas que caminaban se detuvieron a ver, sin embargo continuaron con su camino, dejándolo sólo.

Logró levantarse, siguió caminando, debía llegar aunque sea al hospital. Sus débiles pies le jugaron en contra, su mente y su corazón también. Cayó inconsciente mientras le daba un ataque al corazón.

Su pulso se detenía lentamente, nadie era testigo de ello hasta que una pequeña niña le vio tirado en el piso, para eso, al igual que sus amigos, ya estaba muerto.