Prologue || BTS.

Park Jimin.

Su vida era buena. Tenía una familia que lo quería y lo apoyaba, incluso al saber su sexualidad. Que apoyaba su deseo de poder bailar al mundo.

Un chico con unas mejillas apretables, tanto de la cara como las de su trasero. Risueño en sus días felices, como cada uno.

Pero había un gran defecto en éste, como todo ser humano ya que estos no son perfectos, Tomarse todo en serio.

Hasta el más mínimo detalle, Park Jimin lo tomaba, y por sobre todo, aquellos comentarios negativos para que éste cambiara.

Primero fue su apariencia. Jimin cuando tenía tan sólo 12 era alguien de contextura gruesa en comparación a sus otros compañeros. Para el era una humillación medir sólo 1.60 Cm y pesar 62 Kg. Sus compañeros presumían su peso y su tamaño a tan temprana edad que Jimin también deseó eso, comenzando a ejercitar y comer menos.

Después de 2 años, Jimin media 1.71 cm y seguía manteniendo su peso. A pesar de ahora tener unos brazos y un abdomen algo marcado para su edad, sus adorables mejillas estaban allí jodiendole la vida y la apariencia, logrando de que, a pesar de todos sus esfuerzos, siguiera con las constantes burlas.

Sólo 3 eran las personas con las cuales contaba. Su mejor y raro amigo Taehyung, Dara y el chico que en ese entonces estaba en penúltimo año, YoonGi.

Mientras Tae alardeaba con que era guapo, Dara se encargaba de mostrar de que aquellas burlas eran totalmente falsas.

Ahí fue el momento que comenzó a verse gordo frente al espejo.

Cada vez que se peinaba su flequillo, Notaba como su cara cada vez estaba más rechoncha a pesar de las duras dietas y el duro ejercicio que estaba ejerciendo, y joder, se sentía horrible.

Entonces no lo pensó más. Quería callar a todas aquellas chicas que le decían gordo. Aquel Park Jimin de los adorables cachetitos se iba a ir, por las buenas o por las malas. Salió del baño, verificando que nadie estuviese en su hogar. Volvió y levantó la tapa del retrete. Su reflejo se distorsionó frente a la sucia agua.

Miró sus manos, estaba miedoso de su próxima acción, pero al ver como sus mejillas se agrandaban en el reflejo no dudó más y metió sus dedos hasta su garganta, provocando las ganas de vomitar.

Dejó que el vómito fluyera fuera de su organismo, quemando su garganta. Sintió el amargo sabor, quería parar. Sin embargo si eso le ayudaba a bajar de peso, lo haría. Siguió su acto, así sucesivamente hasta quedar pálido.

Sintió la puerta de su piso abrirse. Rápidamente tiró la cadena para que todo el reflujo se desvaneciera.

Algo como eso lo había marcado. Fue algo que después hacia cada día, ya sea en la casa o incluso en el colegio.

Incluso conoció a YoonGi así. En medio de clase de arte, la cual cabe decir que ni necesitaba Jimin, ya que era muy bueno en cosas manuales, decidió que era hora de botar lo que había sido su almuerzo, el cual consistía en tan sólo la mitad de un pan sin nada.

Se vio en lo que eran los espejos del baño. Claramente se podía notar como sus mofletes desaparecían, también que su piel estaba más pálida de lo normal y los círculos negros bajo sus largos ojos se hacían cada vez más visibles.

Sonrió, estaba logrando su meta, sin embargo -Y, cabe destacar que siempre le pasaba lo mismo- su imagen se distorsionaba mostrando cada ves mas gordas sus mejillas.

Sin pensarlo más se metió al cubículo del baño, introduciendo sus dedos para producir el vómito. YoonGi en ese entonces estaba aburrido en Inglés, por lo cual con la mentira de que tenía náuseas fue al baño a pasar el rato.