Me choco con un hombre, siendo exactos, con su pecho. Soy muy bajita, sí. Murmuro entre dientes un taco y pido perdón. Ni siquiera le he mirado a la cara todavía. Pero mi sorpresa vino cuando escuche un "Don't worry" salir de la boca de ese hombre misterioso. Esa voz de niño que me gustaba tanto y que tanto había oído en la televisión y en películas. Levanto la mirada y le veo. Tengo ante mis ojos a Thomas Lindsay, más conocido como "Tom". Me quedo sin palabras y noto que me empiezo a poner roja. Es de mis mayores ídolos, 19 años, guapo, simpático, gracioso...me he visto todas sus películas, entrevistas y shows, por muy aburridos que fueran. Abro la boca con la intención de gritar "eres tom Lindsay!" pero no creo que quiera que media calle se entere de que esta aquí. Va con un gorro muy sexy y unas gafas. Supongo que para disimular. Me doy cuenta de que lleva un rato mirándome sonriente, y decido hablar, procurando disimular mi emoción.
- Eres Tom Lindsay, verdad? -él es británico, así que hablo en inglés, que para algo me saque el título.
- Claro! -se ríe.
- Oh, tengo tantas preguntas...pero creo que ya estarás harto de que se te acerquen chicas llorando pidiéndote una foto, un autógrafo o las dos cosas, no?
- Uf, no lo sabes bien. Pero no pasa nada, quieres una foto?
- Nada, no te preocupes. -soy consciente de que estoy perdiendo la única oportunidad que tendré en mi maldita vida de hacerme una foto con mi amor platónico, pero algo me dice que debo decir que no.- bueno, supongo que la vida de un famoso como tu tiene que ser horrible, en todo eso de que cada vez que sales de casa estén haciéndote fotos, o cosas de esas.
- Sí, pero yo elegí este camino. -suspira y me mira- eres de aquí?
- Oh, sí, vivo en Madrid desde pequeña. Que haces por aquí?
- He venido a estrenar una nueva película.
- La de las casualidades no existen?
- Exacto!
- Tengo muchas ganas de verla. Pues que te lo pases muy bien, ha sido un placer enorme conocerte, no te puedes imaginar cómo. Adiós! -me giro cuando me grita y me coge del brazo.
- Espera! Oye mira, he venido a pasar el día por el centro de Madrid, pero estoy realmente perdido. -se rasca la cabeza, y me mira. -te importaría enseñarme Madrid? Si no quieres no pasa nada.
- Lo dices en serio? Claro! Claro que sí!
Le llevo por toda la ciudad, pasando por la plaza mayor, callao, Fuencarral... y acabamos en el metro, en la parada de plaza España. Le voy a acompañar hasta su hotel, aseguraba que no sabe cómo ir. Mientras esperamos el metro, le miro, pensativa. Está haciendo fotos a la parada y buscando nuevas imágenes que poder capturar, cuando se le levantan las cejas, me mira y mira un cartel de una compañía telefónica, al final de la parada.
- Que pasa? Es un cartel de Vodafone.
- Lo sé, pero me gusta.
El cartel es un prado verde, de Asturias supongo, y arriba pone: "para los que quieran estar ahí, y no pueden. Vodafone te regala 2 GB para que puedas navegar ...." Se queda mirándolo, hasta que dice al fin:
- Te podría hacer una foto en el cartel?
- Em...supongo.
Nos levantamos y me pongo delante del cartel. El coge su cámara y apunta. Veo asomar una sonrisa por detrás de la cámara, lo justo, ya que segundos después el flash me deslumbra y cierro los ojos inmediatamente. Baja la cámara.
- Has salido muy bien, mira. -me acerco y me veo. Al fijarme bien, me doy cuenta de que estaba sonriendo. Pero era involuntario, yo no había sonreído para la foto.
- Está muy bien, gracias por la foto.
- Bueno...ahora me toca a mí. Te pones en la foto?
- Oh, claro, espera que voy a buscar a alguien que nos haga la foto.
Decido decírselo a un anciano que parece amable. Le digo lo de la foto y me mira. Acto seguido alarga la mano para que le de la cámara, y yo le doy las gracias. Vuelvo con Tom y me pongo al lado suyo. El me pasa la mano por la cintura. Me pongo roja, pero intento que no se me note.
- Decir patata!
- PATATA! -gritamos los dos a la vez.
- Oh, habéis salido muy bien. -me dispongo a ir a coger la cámara cuando me dice -espera! Un beso no? Seguro que sois parejita.
- Eh...-pienso en decírselo pero me interrumpe Tom preguntándome por lo que ha dicho. -dice que nos hagamos una foto besándonos, que...
- Pues hagámosle caso!
Me coge con fuerza por detrás y me da un beso. No puedo evitar poner cara de sorprendida, y noto el flash de la cámara. Tom me suelta y sonríe. Me mira con cara de niño.
- Así así, perfecta! Que bien salís niños, quien fuera de vuestra edad...- suspira.-bueno, encantado de haberos conocido! -nos da la cámara corriendo y se mete en el vagón, con toda la movida no nos hemos dado cuenta de que ha venido el tren.
- Corre Tom! hay que subirse!
Estoy dispuesta a salir corriendo al vagón cuando me agarra por el brazo.
- Da igual, no tengo prisa. -se sienta en el banco mientras el tren sigue su camino. -te sientas?
- Vale. -me siento al lado suyo.
- Sinceramente, no me apetece volver al hotel. Odio a mi nuevo manager. No para de decirme todo lo que tengo que hacer, como tengo que hacerlo, como salir a la calle, cuando...hoy me he ido sin su permiso.
- Hum...bueno, y por qué no le despides?
- No puedo. Lo eligieron mis representantes, que según ellos es de los mejores y que no podemos echar a perder el tener a un manager tan bueno...etc. Desde que el anterior no está, mi vida como artista es odiosa.
- Y que paso con el otro manager?
- Puf...se murió en un accidente de coche. Era esencial para mí. Era como una especie de segundo padre, me ayudaba en todo, me dejaba libertad... -se le empiezan a llenar los ojos de lágrimas. Me acerco a él y le doy la mano. Sé que no me conoce y que es probable que me mande a la mierda, pero aun así se la doy.
- Yo tengo a un amigo que es igual, sé que no tiene nada que ver, pero no sé qué decir.
Me mira y se ríe. Se seca los ojos con la manga.
- Por cierto, cómo te llamas?
- Me llamo Carla.
- Encantado de conocerte, Carla.
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Las casualidades no existen
Roman d'amourLas casualidades no existen, todo pasa por algo. ¿Nunca te has imaginado lo que pasaría si te encontraras a tu amor platónico? ¿Te parece imposible, verdad? Eso mismo pensaba la protagonista de esta historia, Carla, que, sin creerselo, ocurre a...