Llego a casa, he malgastado la única ocasión que voy a tener en mi puñetera vida. Me pongo el pijama y me quito el maquillaje de los golpes, pica. Entra mi padre en mi habitación.
- No ibas a comer por ahí?
- Si pero nos hemos enfadado.
- Bueno, mejor no pregunto por qué. Estas bien?
- Si, perfectamente.
Cuando sale, bajo las persianas y me meto en la cama. Estoy un rato mirando al techo cuando oigo la puerta. Pregunto a mi padre quien es, y me dice que un amigo del insta. Oigo a alguien subir por las escaleras y que se para justo en la puerta. Miro, e intento que mis ojos se adapten a la luz de la puerta.
- Koke? Te dije que hoy no iba a...
- No, soy Tom.
Levanto la cabeza, parpadeo un par de veces, me siento del todo en la cama, y me meto otra vez.
- Que...que haces aquí! Ay mierda, y yo así. Sal, por favor sal...
- Espera, quiero hablar contigo. –cierra la puerta y se acerca. Se sienta en la silla de escritorio y se mueve hasta estar pegado a la cama. Yo me tapo la cara.
- que haces aquí, oye, eh...siento lo del restaurante..
- no pasa nada, es normal. Oye, vengo para hablar contigo, pero solo si tu estas dispuesta a escucharme.
- Vale.
- A ver...lo primero, no quería que te sintieras incomoda. Sé que no es algo normal, que ahora este hablando contigo en tu casa, que soy un niño mimado de la televisión y debería estar de programa en programa y no debería conocerte, pero desde el instante que te chocaste contra mí en la calle, supe que no tenía que dejarte ir, porque no sé qué vi en tus ojos, pero algo vi. Si, suena totalmente de película romántica en la que ahora las dos personas se dan un beso y arreglan todo y...
Le beso. No entiendo porque pero le beso. No sé si debería pero lo hago. Me coge del brazo, y se aparta. Mierda la he cagado.
- Y aunque no sea así sé que eres especial y quiero que me des una oportunidad.
Y me vuelve a besar. Por un momento creía que había hecho mal en besarle, pero ahora sé que no. Me coge la cara con las manos y me besa más fuerte. Me separa de el unos centímetros, y me mira.
- Oye...yo...no sé qué decir...
- Da igual. Sabía que debía venir. Me darás una oportunidad para conocerte? Te prometo que voy a intentar que sea todo como si no fuera famoso ni nada de eso. Será genial.
- Oh, claro que te doy una oportunidad!
Le abrazo y me agarra fuerte. Noto su aliento en mi cuello. No quiero que acabe nunca este momento.
ESTÁS LEYENDO
Las casualidades no existen
RomanceLas casualidades no existen, todo pasa por algo. ¿Nunca te has imaginado lo que pasaría si te encontraras a tu amor platónico? ¿Te parece imposible, verdad? Eso mismo pensaba la protagonista de esta historia, Carla, que, sin creerselo, ocurre a...