Me levanto al día siguiente. No me apetece levantarme, ni ver el móvil, ni encender la luz, solo quiero quedarme tumbada viendo el techo con estrellas pegadas que pusieron mis padres cuando era pequeña para imaginarme que era como el cielo. Empiezo a pensar y recapacitar sobre todo. Pienso en cuando era pequeña y como era la vida en esa época. Todos queríamos crecer y ser mayores, y hacer cosas de mayores como escribir en cuadernos y trabajar, estar sentado en una mesa tecleando en un ordenador...ahora sé que estaba equivocada. Desde que cumplí 16 busque trabajo de todas las formas posibles. Me saque el título de socorrista y me pase todo el puto verano de 2016 de socorrista sin poder salir de fiesta. Pero me saque un dinerito extra, que no me vino mal. Después de esa experiencia, trabaje también de dependienta en una tienda y en el Mc Donald's. nunca trabajéis en un sitio de comida rápida. Es repugnante, y trabajas 8 horas al día para conseguir una mierda de dinero. Después de todos esos trabajos, comprendí la verdadera esencia de la vida: siempre vas a querer lo que no tienes.
Entra mi padre en la habitación. Entra sigilosamente, sin hacer el mínimo ruido. En cuanto se gira y me mira, le saludo con la mano . Me mira extrañado, y se sienta en el borde de la cama.
- Cariño, estas bien?
- Oh si, papa, es...es que estaba...me acabo de despertar.
- Ah, estas segura?
- Si, si, ya voy a desayunar.
- Vale, venía a dejarte una nota, tu madre y yo nos vamos a comer por ahí, que es nuestro aniversario.
- Oh es verdad! Felicidades! -me incorporo y me lanzo a darle un abrazo- perdona por no acordarme, estaba dormida.
- No pasa nada cielo. Te quedas sola, Alex se ha ido a la gavia con Alma, todo el día. No te importa?
- Que va, me quedare estudiando para los trimestrales.
- Muy bien. Hasta luego cielo, si necesitas algo hazme una perdida. -me da un beso en la frente y se va. Llamo a mi madre.
- Mama?
- Dime cariño. -entra y se sienta al lado mío.
- Felicidades! -la doy un beso- que tal el día?
- Muy bien, tu padre me ha preparado un desayuno tipo americano con tortitas, bacon y esas cosas.
- Uf, que hambre.
- Te he dejado un poco en la cocina, nosotros nos vamos.
Me da un beso en la frente y sale. Oigo el ruido de las llaves y la puerta cerrarse. Salgo de la habitación y me como todo lo que hay en la cocina. Me he quedado con hambre, y se me han antojado unas fajitas mexicanas. Busco los ingredientes, pero no hay. Me los acabe el otro día. Decido comer fuera. Cuando se me antoja algo, tengo que cumplirlo. Comeré en un mexicano que hay en el centro. Me ducho, me visto, cojo dinero y me voy. Cruzo toda gran vía hasta llegar al maldito restaurante. Me toman nota y tardan media vida en traerme la comida. Cuando por fin me la traen, se sienta el camarero, (un mexicano guapillo de los que se creen que todo el mundo está a sus pies por ser guapos) y se pone a hablar conmigo.
- Que tal la comida?
- Bastante bien, gracias.-sigo comiendo mi fajita y mis jalapeños, pero sigue.
- Y que haces por aquí, tu sola, sin acompañante?
- No creo que sea algo necesario para tu existencia que lo sepas, no crees? -intento ser borde para que me deje comer tranquila, es una comida para mí y mis pensamientos, sin chulitos buenorros, pero sigue, como si no le hubiera dicho nada.
- Me ha dicho un pajarito que eres muy guapa.
- Si te ha dicho eso un pájaro, yo que tu iría al médico, tienes un gran problema. -sé que era una ficha, pero quiero que se vaya. Pero sigue.
Después de tres o cuatro intentos más de ligoteo barato, pido la cuenta. Me levanto y aun así me sigue. Hago una mueca y me giro.
- Que quieres?
- Tu número.
- Dios. Venga, vale, apunta. -se le iluminan los ojos- 665874969.
- Oh, te llamo luego?
- Haz lo que quieras.
Salgo y le dejo atrás mirando el número. Es falso, nunca le hubiera dado mi número. Me rio yo sola por la calle. Son las 4. Decido volverme a casa. Voy rápido, tengo sueño y quiero dormirme. Voy mirando al suelo, cuando, desde ese momento, mi vida cambia.
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Las casualidades no existen
RomantizmLas casualidades no existen, todo pasa por algo. ¿Nunca te has imaginado lo que pasaría si te encontraras a tu amor platónico? ¿Te parece imposible, verdad? Eso mismo pensaba la protagonista de esta historia, Carla, que, sin creerselo, ocurre a...