u n o

118 11 3
                                    

Alma;

Hoy te vi, por primera vez; como nunca te había visto antes.

Siempre pareciste tan fuerte, tan fría.

No dejas a nadie entrar en tu vida, porque sabes que te harán daño.

Pero hoy te vi frágil, rota.

Estabas sentada en el patio del instituto, bajo un árbol de hojas secas, donde nadie podía verte.

Pero por alguna casualidad (o causalidad), yo pasaba por allí.

Vacío, sin emociones, como de costumbre.

Un cigarrillo en tu boca oscura y lastimada emanaba aquél humo que yo odio tanto.

Una lágrima solitaria caía por tu pálido rostro repleto de pecas.

Me frené para observarte, tan delicada. Te removiste el cabello castaño despeinado.

Abriste los ojos, tomaste el cigarrillo en una danza con tus dedos finos. Tus manos estaban lastimadas, los nudillos casi sangraban.

Me observaste a la distancia, con una mirada que intentaba ser vacía pero que expresaba tanto dolor. Tus ojos color gris oscuro me fusilaban, pidiendo que me largara.

Y por ultimo, me tomé un momento para observarte.

Todas tus extremidades tán pálidas y golpeadas.

Dos medialunas oscuras por debajo de tus ojos.

Y me largué, esperando que sanaras tus heridas.

Dime, Alma;

¿Qué fue lo que te rompió así?

¿Quien le haría eso a alguien tan maravilloso como tú?

¿Por qué, Alma?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora