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Alma;

Me dolió ver que arrojaste mi nota a la basura.

Seguramente pensarás que quiero jugarte algún tipo de broma.

Pero no es así, Alma; ¿tú crees que podría ser tan cruel como para jugar con un alma rota?

Solo quiero saber.

Quiero saber cómo fue que tú, que antes eras tan dulce, tan alegre;

De repente cambiaste y te corrompiste en mil pedazos.

Seguramente nunca tenga el placer de saberlo, ni de conocerte.

Porque sé que no dejarás que me acerque a ti, ni que nadie más lo haga nunca.

Pero me conformo con suponer, por ahora.

Hoy estabas mejor. O eso pensaban los demás.

Pero yo supe que no era así; estabas peor que nunca.

Las oscuras medialunas debajo de tus ojos seguían allí.

Aquellos dos diamantes grises, parecían cristalinos; rodeados de un tono rojizo.

Hoy llevabas las manos vendadas, y los moretones acogidos por un abrigo.

O quizás el abrigo estaba allí por otra razón.

Luego, al pasar por aquél árbol en el que descubrí que siempre descansabas (o no tanto), pude ver tus vendajes alrededor de los brazos.

¿Por qué, Alma?

¿Quién se merece que alguien como tú haga eso en su honor?

Dibujabas algo en tu cuaderno, con un vaso de café, un paquete de cigarros y un encendedor a tu lado.

Movías las manos con rapidez, desesperación diría yo.

¿Por qué te haces daño, Alma?

¿No es suficiente que alguien más te lo haya hecho?

¿Acaso crees que lo mereces?

¿Por qué, Alma?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora