s i e t e

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Alma;

Hoy no estuviste en toda la mañana, y no pude evitar pensar en qué podría haberte sucedido.

Pero supongo que será otro de tus días negros.

Yo también los tengo, no eres la única; aunque seguramente por diferentes razones.

Me siento solo; veo a toda la gente que hay a mi alrededor, y luego miro lo grande que es el cielo y se aclara todo: puedo ver con claridad que no hay nadie a mi lado.

Se me está pegando esta costumbre tuya de fumar, aunque no me molesta para nada.

Me gustaría que se me peguen mil manías tuyas; me gustaría que me hablaras de cualquier cosa, y yo hablarte a ti.

Probablemente eso nunca suceda.

Pero no pierdo nada con intentar. Alma, ¿quisieras venir conmigo a algún lugar mañana?

Di que sí, por favor, no te pido nada mas.

Espero que te gusten los Marlboro y el ramo de margaritas.

Mantente fuerte, pequeña e insegura Alma.

Mantente a salvo, con vida.

Dejame regresar a tu vida, si es que queda algo de ella.

¿Por qué, Alma?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora