IX

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IX

Camila Cabello.

Nuestra relación nunca fue toxica, pero la sentía así, la sentía una relación oscura. Me hacía sentir como una chica peligrosa. Tenía esa manera de comportarse, con ese misterio sin resolver. Había algo en ella que me hacía sentir que respiraba aire toxico, que me contaminaba los órganos.

Era una chica peligrosa.

No de esa forma.

Si no que todo lo que vivimos fue como una gran explosión de adrenalina.

Había momentos en que necesitaba tomar el control de la situación, me hacía sentir como una chica mala, eso era lo que quería ser la chica mala. Me hacía hacer locuras, y la manera en que sus uñas se clavaban en mi piel me hacía darme cuenta, de que podía ser un peligro.

Creo que después de ocho encuentros, Camila me estaba sumergiendo dentro de un vórtice del que no podría salir. Me llevo a los lugares más recónditos y oscuros de mi propio ser, y me dejo varada sin más.

Camila Cabello no tenía perdón de dios.

Seguíamos en Miami, ella seguía ahí. Era un obstáculo que me impedía seguir con la monotonía de mi vida.

Esta noche había salido con Ally y una antigua amiga de Miami.

Era de noche, era la hora de pecar un poco, o así es como decía Verónica Iglesias, la única chica que ponía Miami patas arriba.

Creo que debería dejar de creer en el destino.

Pero las luces neón de la discoteca me impedían saber, que sus ojos marrones me habían visto llegar, y ahora me miraba como si yo fuera una gacela. Ella estaba agazapada en los pastizales esperando el momento de saltar contra mí. Era una cazadora, y aun que sus ojos marrones fueran tan comunes eran tan intensos. Porque sentía su mirada.

Verónica solo quería bailar y pasarla bien.

Ally quería ir casa, pero le insistí que se quedara.

El ruido de la música ensordecía mis oídos. Había un ambiente sensual y erótico, la gente se besaba y se tocaban de maneras nunca antes apreciadas por mis ojos, por alguna razón era arte.

Nos sentamos en una mesa, y su mirada seguía contra mí.

Mi respiración se dificultaba.

Camila Cabello podía ser alguien demasiado...interesante.

—Al parecer hay un ambiente muy sensual— solté de repente.

— ¡ESPERA ¿QUÉ DIJISTE?, ES QUE NO TE ESCUCHO!— me grito Verónica al oído.

— ¡Que este lugar tiene un ambiente muy sensual!—exclame.

— ¡NO TE ESCUCHO!—me grito.

— ¡QUE ESTE LUGAR HUELE A SEXO!— la expresión de Verónica se transformo en una expresión pervertida.

— ¡POR CRISTO LAUREN, QUE COSAS DICES!, ¡MAÑANA VAMOS A REZAR 60 AVES MARIAS Y 50 PADRES NUESTROS POR TU ALMA!—me riño la monja, digo Ally.

—Pero solo dije sexo— le reclame cerca del oído para no tener que gritar.

—Por eso mismo jovencita—me hablaba.

—Mejor vamos a beber algo—propuso verónica—, vamos a darle algo a la mon...digo a Ally para que se relaje, relaja la raja mujer— decía eso ultimo en español, yo reí.

XXVII... Veces(Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora