Ellos son la causa de que piense en el Amor Verdadero, ese que te espera aunque se estén muy cerca o aquel el cual sin medir en las circunstancias de las personas se aman de verdad con un sincero sentimiento de afecto y amor, la confianza que se gan...
── ¡Athenea! ── escucha el grito de su madre que está en el nacimiento de las escaleras.
──Dime, querida madre ── dice con una sonrisa en el rostro adormilado y soñoliento de la joven.
──Vamos a salir a comer hija, apúrate y baja que te quiero presentar a alguien. ── decía un tanto entre risueña y alegre.
Me levanto de la cama con la pesadez de recién levantada voy a mi hermoso armario blanco con unos dibujos minimalistas en dorado y plateado que me encanta, agarro un vestido floreado blanco de pequeñas rosas de diversas tonalidades, también tomó mi ropa interior, ya con todo lo que me voy a colocar entro al baño blanco de mi habitación. Después de veinte minutos salgo para ponerme las zapatillas, ya lista y bien peinada, perfectamente maquillada, que para mí es brillo labial, meto mi celular y otras cosas en mi bolso mientras bajó con ansias las hasta la cocina y allí veo a un hombre de espaldas, visiblemente hermoso y de buen estado físico.
──Hija allí estás, este es mi jefe Joseph, él es el dueño de MJK Enterprise. ── dice con orgullo no solo porque su jefe está allí sino porque en verdad ama el trabajo y por su puesto al lado de ese hombre tan hermoso.
── Hola Athenea, como ya dijo tu madre, soy Joseph es un gusto conocer al fin la hija de mi más fiel y bella asistente/coordinadora/Jefe de Prensa/y muchas otras cosas más ── dice entre risas que contagian a las dos mujeres. ── Así que dime ¿qué es lo que te gusta Joven damita?
── Bueno, como ya sabe mi nombre es Athenea, me gusta mucho el ballet, tocar piano, y aprender muchos tipos de lenguajes, también quiero aprender a cocinar unos ricos postres y... creo que eso es todo. ── dice con una pequeña sonrisa al ver los hermosos y cálidos ojos de su madre y el orgullo demostrado en los de Joseph.
── Muy bien, veo que tienes una hija muy talentosa Fernanda, igual que tu ── diciendo esto ambas se sonrojaron mientras lo miran sentarse con elegancia en una de las sillas de la barra.
── Gracias Joseph, ahora que estamos todos buscaré mi bolso para poder irnos. ── mira en mi dirección y nota que llevo un bolso conmigo. ── ¿Cariño, porque tienes un bolso mi niña?
── Mama tengo 11 años, y necesito llevar mis cosas aparte de las tuyas ¿Además que en la tarde no me ibas a dejar en casa de tu hermana? ── le recuerda a su madre olvidadiza y más teniendo a un hombre tan buen mozo con ellas presente.
── Tienes razón mi niña hermosa, disculpa que lo haya olvidado por completo; así que voy por mis cosas, salimos a comer y después de eso te dejo con Gloria. ── diciendo esto salió y me dejo a solas con su jefe, la vimos salir por la puerta dirigiéndose a las escaleras.
Encarando una ceja dando media vuelta para ver de frente a Joseph le preguntó ── ¿Así que estás interesado en cortejar a mí madre? Te lo pregunto por cómo la has estado mirando, puede que esa una niña pero se ve que la quieres cuidar. ── dice con una tierna sonrisa en su rostro inocente.
── Si de eso se trata, créeme que siempre estaré interesado en cuidar a tu madre, ella es una persona gentil, amable y voluntariosa, no deja nada para último, todo lo hace bien... ¿tanto se me nota? ── toma una bocanada de aire para después suspirar y cerrar los ojos ── Es una mujer excepcional, pero es muy pronto todavía. ¿No lo crees?
Sonríe y asiente en forma de aprobación. Escuchando los pasos de madre por las escaleras, la mañana la pasamos espléndida desayunamos waffles con malteadas. Después de un desayuno entre risas y rostros cubiertos de crema pasearon por un parque cercano al establecimiento llamado Locaz, siendo la hora para llevar a la niña de ojos dorados con su única tía Gloria.
Al llegar a la casa colonial que había sido heredada por el abuelo de Athenea a su hija mayor, llamaron y esperaron a que la mujer de servicio Laura abriera para dejar a su pequeña hija con sus primos.
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En el presente.
Abro los ojos y me encuentro en mi habitación, me remuevo en mi cama, ciento a mis amigas nos hemos quedado dormidas. Ya ha pasado un mes desde el cumpleaños de mamá y toda la locura de Adolfo ha menguado un poco, las chicas y yo hemos estado más cercanas desde el inconveniente con ese desgraciado, mientras que los chicos nos consienten a todo dar.
Mi psicóloga nos ha visitado en la sala de la casa y nos ha hecho reuniones grupales conmigo, mis amigos ── por si hay alguna otra eventualidad parecida ── y madre. Dentro de unas semanas reanudaremos las clases en la facultad, es por ello que me despierto cada día. Por eso y por todos los dulces recuerdos que vienen a mi mente cuando duermo, los cuales son muy pocos.