Capítulo 9 | Encuentro

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Capítulo 9 | Encuentro 




(P.D.V. de Athenea)

Espere pacientemente a que mi madre llegara del trabajo para contarle con lujo de detalles todo lo que me había pasado en la tarde pero con todo el estrés que cargaba sobre mis hombros, me puse manos en acción y comencé a hacer una torta rellena de crema pastelera. Mientras comenzaba a preparar la mezcla coloque una canción de David Bisbal a todo volumen y con esa canción me olvide de todo. Mientras la música sonaba y retumbaba en toda la cocina me dedico a mezclar todos los ingredientes; ya con la masa hecha busco el molde para embarrarle la mantequilla y la harina, cuando todo está hecho vierto la mezcla en el molde y lo coloco en el horno.

Con la emoción de escuchar de nuevo la voz de David Bisbal coloco otra vez en el reproductor la canción y mientras la música corre, la bailo como si en cualquier momento me fuere a desmayar, esquivo la mesa y con una eficiencia que hasta a mí me da miedo, muevo esta última para tener más espacio y seguir bailando a la voz del español. Viendo que tenía un espacio considerable movía mis brazos y mi cabeza mientras me deshacía de la cola de caballo y escuchaba la parte de los solos y le imprimía más emoción cuando estaban los redobles del tambor y moví mi cadera en son de la canción, me estaba divirtiendo como no lo hacía hace mucho tiempo hasta que escucho como algo de metal se cae y allí en el umbral de la puerta de la cocina veo a Peter con una gran sonrisa y yo solo me quede estática desde mi posición.

El carraspea y dice ── Wow, no sabía que detrás de una chica tan tímida había todo un monstruo que baila y uno que lo hace muy bien ── dice enfatizando la última parte y es cuando se despega del marco, recoge una gran cuchara que estaba en el piso, dejando la cuchara en el fregadero se vuelve a mí y yo solo me sentía más y más acorralada.

── Sabes... hace rato me lleve algo tuyo, fue hasta muy tarde que me di cuenta que tenía el libro, decidí venir y entregártelo puesto que tu mama vendrá a cenar un poco tarde... ── dijo mientras agarraba el libro de la encimera de la cocina y lo colocaba en la mesa redonda que había.

Yo solo podía ver sus facciones perfectas y su sonrisa ── sonrisa que me daba alegría con verla ── pero en qué diablos estoy pensando... Él es un chico al cual no reconozco pero lo que más alarma a mi cuerpo y a mi cerebro es que... ¡ÉL ES UN CHICO! Es de esos especímenes a los cuales les tengo terror y si él es tan malo como al-que-no-puede-ser-pronunciado seria horrible que el fuera un monstruo. Acercándome más al marco de la puerta que da a la sala, trato de buscar algo más de espacio y aire; aire que se me escapaba más y más de mis pulmones, veo como todo se oscurece a mi alrededor y lo miro fijamente para darme cuenta que él está muy cerca de mí y actuando con auto-reflejos me agacho para después colocar las manos sobre mi cabeza para protegerla de los futuros golpes que nunca llegan mientras me voy alejando de él hasta toparme con una de las sillas. Sé que me dice algo pero dentro de la bruma espesa que rodea mi mente no logro descifrar el mensaje que oculta mi pánico.

Veo como corre por algo, hasta que entre sus manos visualizo mi laptop que he dejado prendida en la sala, en una de las aplicaciones comienza a escribir palabras y poco a poco me relajo solo lo suficiente como para dejar de temblar y escuchar un poco lo que su voz dulce trata de decirme pero solo distingo las palabras... ¿Estás bien? ¿Llamo a tu madre? ¿Dime que hago para que dejes de estar así?... Pareciera que tiene pánico por su tono de voz pero solo quiero espacio. Después de un rato sigo en ese estado de letargo en el cual estoy desde que ese chico se acercó indebidamente a mí, hasta que decide ir a la cocina y cuando está más lejos me relajo y mi postura cambia de estar sobre mis talones con las manos en la cabeza a sentada con las piernas cruzadas, cuando veo su sombra le digo ── Quédate allí, por favor... a mí no me gusta estar en presencia de los de tu género. No sin compañía, así que quédate donde estas y no llames a nadie solo vete. ── digo eso ultimo con voz rasposa y con nuevas lagrima en mis ojos, haciendo que se nuble mi vista de nuevo.




(P.D.V. de Peter)

Al asomarme por la puerta de la cocina me encuentro con la joven bailando muy inspirada en la letra de la canción que resuena por toda la estancia haciendo que algunas cosas retumben por los bajos de las cornetas, decido abrirme paso para tener una mejor vista de los pasos de baile que ella hace tan concentradamente, concentración que se ve esfumada por un error mío al dejar caer una gran cuchara sopera la cual no la había visto, la expresión feliz, se ha ido de ese lindo rosto de porcelana que tiene Athenea en cambio una expresión fría y vacía es lo que proyectan esos dos soles, su piel antes blanca ahora se torna casi mortecina al estar cerca de ella. Tratando de ayudarla camino hacia ella evitando a que se desmaye en cualquier momento y se pueda golpear porque su cambio drástico es tangible.

Mientras más me acerco a ella más se aleja de mí como si le fuera a hacer algo como golpearla o si me tuviese miedo, al ver como se hacía volita apoyando su espalda en una pata de las silla llora desconsoladamente, mientras balbuceaba... ya no más... o cosas como, no me golpees... todo eso inundado en un tono de dolor y sufrimiento que rompía su alma en dos. Minutos interminables donde trataba que entendiera algo de lo que decía hasta que vislumbré su computadora ya estado lejos de ella escuchaba como su llanto menguaba un poco para cuando esta otra vez a su lado ver su expresión corporal la cual estaba temerosa de que le fuera a saltar encima para matarla y solo obedecí al clamor ahogado que me daban sus palabras.


Mi Segunda Oportunidad de AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora