El color de mi sombra

78 12 0
                                    

Mi sombra me sigue. Me mira con esos ojos azules característicos suyos, pero soy consciente de que no se pierde ninguno de mis movimientos, está atenta a la más ligera alteración de las partes de mi cuerpo para adaptase y seguir mi ritmo. Si corro, corre; si muevo la pierna, la mueve; un espejo sin trucos ni partes cambiadas. Mi sombra nunca miente, solo cambia un poco la realidad.

Las sombras siempre han tenido buena literatura y muy mala prensa. Tener mala sombra es algo que nunca he entendido. Las sombras no son malas ni buenas y por mucho que sea de noche, ellas siguen siendo oscuras, igual que a plena luz del sol. No he oído nada de sombras blancas, ni de sombras rojas, ni tan siquiera sombras doradas. Siempre sombras oscuras. Y ya puestos tampoco he leído nada de sombras buenas. A lo mejor porque aunque siguen fielmente a los cuerpos, van a la suya, las tienes a tus pies pero su obediencia no es ciega. Se colocan donde quieren y se alargan o encogen sin que tu cuerpo pueda hacer nada por remediarlo.

¿Qué pasaría si mi sombra decidiera levantarse del suelo a la que la tengo relegada, y se plantara ante mi como una pared oscura y transparente, nunca alcanzable? ¿Qué pasaria si todas las sombras se rebelaran?

Siempre me pregunto qué pasaría si... y no sé si verdaderamente tengo ganas de que pase. Pero no estaría mal un ejército de sombras rebeldes que se largaran en pos del mejor cuerpo, que no necesariamente tiene que ser un cuerpo esbelto, porque si yo fuera una sombra me iría detrás del más gordo que encuentre, no habría peligro de que lo pierda.

Quizás a las sombras lo que más les gusta es el sol.  O tal vez, yo sea su sombra y él mi sol.

Autofotos [blog] {frases y reflexiones}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora