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ROBERTH

—Señorita Samantha, ¿me escucha?—. Preguntaba el doctor mientras la miraba fijamente.
Y claro que ella lo escuchaba, solo que no quería hablar.

—Samantha, necesitamos que usted recuerde, vamos a hacer unos ejercicios para fortalecer su memoria ¿le parece?—susurraba él mientras caminaba hacia Sam.

—¡No! ¡Aléjese! ¡Aléjese de mí!—Gritó ella mientras trataba de golpearlo con todas sus fuerzas... pero no podía, no lo conseguía, enfermeras la sujetaban de las muñecas y seguramente sentía mucho dolor.
Yo me moví nerviosamente en mi silla y me esforcé muchísimo por no levantarme de ahí y golpear a quien sea que se vuelva a atrever a lastimar a Sam, pero no podía hacerlo.

—¡Suéltenme!—continuaba gritando y tratando de liberarse pero no existía manera, estaba muy débil.

Muchas de las veces no entendía lo que pasaba a su alrededor, muchas veces se sentía sola y asustada y no sabía qué hacer.

Ellos trataban de que ella recuerde, ¿Qué recuerde que?
No necesitaba recordar nada aunque ellos creían lo contrario.

Ella trataba de aislarse y no sentir o no ver lo que hacían los médicos y enfermeras, odiaba ese hospital, pero yo no podía llevarle a nuestro hogar y puede ser cierto que ella no recordaba varias cosas, que a veces se sentía confundida, asustada, pero no estaba loca.

No merecía estar en un hospital psiquiátrico.

Los pocos momentos que recuperaba el sentido sólo me decía que si yo la amara en realidad, entonces la sacaría de aquí... Y yo la amo pero ella necesitaba superar esto.
No estaba tan bien como ella se había convencido.

—Roberth, ya sé que esto no es lo que usted hubiera querido pero es lo mejor para ella—dijo en un tono de voz bastante serio el médico asignado a Sam.

Y yo no podía aceptar lo que el médico me había propuesto, algo así iba en contra de todo lo que me prometí a mí mismo el día que interné a Sam en este hospital.

—Lo siento pero eso no está en discusión, los riesgos son demasiado grandes y usted mejor que nadie lo sabe—protesté mientras lo miraba fijamente tratando de transmitir con mi mirada toda la negación que tenía frente a este proyecto.

Pero el insistía—Es lo mejor, si todo sale bien Samantha no sólo recuperará su memoria si no también su vida, todo volverá a la normalidad—trató de convencerme mientras me extendía una hoja en donde se encontraban escritas todas las anotaciones y recomendaciones que había hecho respecto al procedimiento RSSM.

Pero yo no dejaba de dudar—Si todo sale bien... ¿Y si sale mal? Ella podría quedar con grave discapacidad mental, ¡o hasta morir!

—No podemos correr ese riesgo—afirmé y rasgué la hoja de anotaciones en pedacitos muy pequeños mientras el médico incrédulo trataba de argumentar algo convincente sin éxito.

El doctor Cárdenas quería que Sam se someta a una terapia nueva que había sido probada en muy pocas ocasiones y con resultados que aunque si salían favorables eran bastante tentadores, eran desgarradores si salían mal.
Sam podía morir durante el proceso.

¿Recuperar su memoria valía esto?
Ella estaba aparentemente bien y yo odiaría perderla.
Odiaría que las cosas salgan mal en este procedimiento.

Me levanté y salí de su oficina sin siquiera despedirme, estaba tan confundido, no tenía nada claro en aquel momento.

33 Cartas © #PGP2016 #PADPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora