Capitulo 1✴La Pureza Divina De Sus Alas

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Había nacido, la hija del rey de los cielos, ahora iluminaba rostros con su belleza y esplendor celestial. Su esperado despertar ocurrió en las aguas del Manantial Sagrado, su cuerpo despojado de vestimenta alguna emanaba Etel, ella era tan pura y palida como la misma fria nieve, su cabello del trigo maduro, era delicado, asi como sus labios tan rojos como las rosas florecidas, y sus ojos; el mismo Dios de los mares los compararia con el océano pacifico. Fue recibida por los mismos Serafines de su padre, ellos la vistieron con pequeños vestidos translúcidos de seda, y fue acompañada por los Arcángeles hasta su hogar entre las nubes. Ella conoció a su padre, quien la concibió con gracia y cariño, la doto de innumerables dones. Su belleza era innata, tanto así como su inocencia y su puro y generoso corazón. Pudo conocer su hogar, tranquilo, escondido en lo mas alto del cielo, surcando por las montañas y las nubes; los seres que la rodearían y el ambiente nuevo para ella, nuevo para aquellos inocentes ojos divinos.
Ella caminaba sola por los pasillos admirando la paz y las auras llenas de luz que deambulaban por el lugar en silencio, dirigiéndose con paciencia a su habitación, toda de un color blanquecino, con apliques en dorado, totalmente purificada por los mismos y sabios Querubines. Ella presenció el lugar, su gran timidez y desconfianza se hacían presentes ante aquel enorme ventanal que abarcaba la mitad del cuarto dejándole ver un hermoso cielo azul, la tierra a lo lejos y los Ángeles que revoloteaban de un lado al otro, la imagen era acogedora, pero el hecho de no tener pleno reconocimiento de su persona y lo que le rodeaba, la desconcertaba, y en aquel momento se dio un tiempo para meditar a solas.
Sus alas blancas se desplegaron en un ritual hipnotizante, las batió unas veces para luego abrirlas por completo mostrando el brillante esplendor de su pureza concebida por el Trono. Paso su delicada mano por encima de la punta del plumaje pálido, y se estremeció al instante por el tacto suave de sus alas, totalmente sensibles a la mínima caricia, cerró los ojos y dejo el pequeño vestido de seda, se deslizara por su cuerpo haciendole cosquillas y cayera al suelo, observo su cuerpo desnudo y dejo que las alas lo abrazaran, proporcionándole suaves y estremecedoras caricias, sentía la suavidad de algodón que recorría su cuerpo, y eso la deleitaba, cerro sus enormes alas entorno a ella y quedo cubierto en su totalidad, sonrió ante la suave caricia que le brindaba a su cuerpo cerrando sus ojos. Luego tomo aquel vestido de seda y se lo coloco nuevamente, sacudiéndose para que encajara a su cuerpo. Exploro su habitación sin nada que ver realmente, mas que las alfombras de pelusa blancas que cubrían el suelo, que llamaban su atención. La habitación era compleja, impregnada de aquellos precisos detalles, dignos de un ser con alta divinidad y rango como lo era ella.
De a poco entro en conciencia de lo valiosa que era ella, la hija del Cielo, perteneciente al circulo mas intimo del Trono, heredera de un majestuoso reino del Bien. Lo suficientemente débil y vulnerable ante todos, un blanco perfecto para cualquiera, y ella de verdad, con su inocencia y falta de poder, era un objeto preciado y protegido por todos.
La sensibilidad que recorría el alma de Taylor era profunda, y su miedo al mundo crecía mientras mas la protegían y la encerraban, ella se pasaba tardes jugando con sus alas, a veces como un perro persigue su cola, ella daba vueltas y revoloteaba en su cuarto, a veces desacomodado todo de lugar a causa de la gran fuerza y el viento que emergían de estas; o solo, simplemente miraba la puesta de sol con incertidumbre, se hacia las preguntas mas incógnitas mientras prestaba suma atención al cielo.
Escandaloso fue el día, en donde a escondidas de todos, tomo una afilada navaja, y corto sus largas cabelleras doradas hasta por encima de los hombros, la observaron extrañados, ya que por esas tierras, no se acostumbraban a ver mujeres con el cabello de esa medida. Pero ella no le temía a la desaprobación del resto, ya que ella era el ejemplo al Cielo, a pesar de su débil ser enjaulado, era uno de los seres mas jerárquicos en la rama. A lo que de verdad le temía, era a el Mal, la maldad en el mundo, como ser puro y de única bondad, le asustaba lo diferente, lo que había allá abajo, el inframundo, pensaba en la opinión malévola de aquellos seres sin alma y la asustaban por completo, el hecho de que el poder oscuro pudiera confrontar el Bien, y a la paz y prosperidad que este conlleva, convirtiendo todo en caos. Ella escuchaba a escondidas relatos de los Potestades; Ángeles guerreros encargados de defender el Cielo con su vida y servirle a Dios; que trataban de demonios con gran poder oscuro, un infinito odio y crueldad, que hacían que a Taylor se le erizara la piel del miedo. Aquellos relatos, contaban los enfrentamientos sanguinarios entre ángeles y demonios, sobre la sed de venganza de los últimos y de sus trampas, los secretos de su maligno poder, y de las jerarquías según su cercanía a Lucifer. Aquellos seres que irrumpían la paz y la salud mental del joven ángel hacían que tuviera un miedo incluido hacia ellos, que esas guerras crueles y sangrientas se repitieran, el hecho de perder lo único que conocía le atemorizaba mas que nada.
Escandaloso fue el día en que se coló a la biblioteca y revisó libros antiguos acerca de clases de demonios, sus rangos y poderosos, esa noche se le dificulto de sobremanera dormir, para ella dormir era meditar, meditar sobre lo ocurrido, lo que pasara y el pasado de sus cercanos, su breve estadía en el Cielo, la dejaba vulnerable a cualquier tipo de circunstancia. Entonces se dedicaba a inculcar sabiduría, leyendo o reflexionando.
Taylor descubrió de a poco sus poderes, domino la sanación a través del elemento agua, cuando se bañaba en el lago próximo a el bosque de su hogar,
Ella podrá curar y autosanarse, mientras posea agua.
También Taylor descubrió que tenia una agilidad envidiable, mientras a veces corría junto a los venados del prados. Rara vez que salia del escondite que era su habitación, si no era escoltada por Querubines y en caso de mayor peligro Potestades, y aunque Taylor se sintiera protegida y sin miedo, no se sentía normal, como los Ventolines o los Ángeles menores, se sentía una presa de cazadores, teniendo que estar al cuidado de los amos.
A veces solo pensaba que algún día llegaría, algún día podría ser libre de miedos, pero ahora no, ahora solo era un objeto deseado por enemigos, y ella vivía con eso. De a poco, se acostumbro a su nueva vida

⚫Nothing is Better Than Revenge⚫ ▶Kaylor◀ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora