Capitulo 3 ✴ Guerras antigüas

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Taylor batió sus alas al compás rítmico de los gorriones, que acompañaban a los ventolines en su vuelo. Podía escuchar en la cercanía una canción tradicional de los Serafines, el resonar de las arpas, guitarras y violines se hacia presente ante los oídos del ángel. Y ascendió al árbol de duraznos que había junto al lago, tomo la fruta y la mordió sin bajar al suelo, ensuciando sus labios rojos con el jugo del maduro fruto. Sin pensarlo dos veces termino cuanto antes el durazno silvestre para convocar a los Serafines que la escoltaban, ellas se acercaron en torno a su majestad e hicieron una reverencia. -Divinidades, les agradecería mucho si volaran hacia mi padre y lo deleitaran con una sonata como la que acaban de tocar para mi- ella dijo cortésmente, esperando a los Ángeles con enormes alas se fueran de allí. -Taylor, nosotras haremos lo que nos impongas, pero majestad, nos ordenaron vigilar que estuvieras a salvo, son ordenes directas de tu padre- Una de las Serafines mas antigua hablo por las demás, dando a entender que ninguna se iría de allí, a lo que Taylor asintió con la cabeza. Por el rabillo del ojo, observo atenta como uno de los duraznos en el árbol empezaba a oscurecerse a un morado, y se acerco con cautela, este empezaba a desprender un liquido negro, y entonces abrió los ojos en señal de exclamación antes de gritar y caer alejándose de la fruta envenenada por un Adirael, el demonio al servicio de Beelzebub. Las Serafines se acercaron a revisar el conjuro y el tipo de magia negra, e invocaron a Virtudes, para que llevaran a Taylor al palacio.
Taylor no pudo dormir bien esa noche, se la podía observar como mantenía los ojos fijos en aquel ventanal, persiguiendo cada movimientos de las copas de los arboles, alterándose con cada sombra en la oscuridad de los parques. Solo podía pensar en aquel durazno, en como lo habían analizado y descubierto la magia de los Ardiael, tal vez era una simple broma o casualidad, o tal vez una advertencia; las dudas inundaron la cabeza de Taylor, creándole inseguridades frente al afuera, se sentía sola.
Guerras antiguas, viejas batallas de nemesis desde el inicio de los tiempos, Ángeles y Demonios han luchado por territorio y dominio desde el nacimiento del Ángel mas sabio y anciano. Hace unos siglos esta guerra se hizo más profunda de lo que pudieron soportar, miles de seres muertos, heridos, tierras destruidas, el Bien y el Mal se batallaron una vez mas para crear caos, pero después de casi medio siglo de guerra sangrienta, El Trono desterró a los traidores, Caídos y Demonios al infierno, aumentando la cantidad de almas impuras en el inframundo. Tanto lideres como desterrados, bajaron con el peso de la derrota, llevada en cadenas de orgullo herido.
Estaba claro que los Demonios querían su venganza.
Ya lo habían demostrado años anteriores.
Y Taylor pensaba, con su inocente mentalidad, como resguardarse, como proteger, pero ella se preocupaba de mas, aumentando su temor y sus deseos de poder vivir en paz y armonía con los demás seres, sin que el mal se interpusiese. Sin embargo ella era cuidada y protegida, no solo por ser una presa fácil para enemigos, sino por ser el tesoro del reino, y mas que nada por su inocencia y debilidad.
Y en ese momento se resignó, dejaría de pensar en aquello, por un lado, era la vida de un ser como ella, pero por el otro, la curiosidad y el temor que sentía hacia los demonios la carcomía por dentro, se susurro para si misma que dejaría los tormentosos pasados que la persiguen y se calmaría.
Sin dejar de observar el parque por el ventanal, se acostó en su cama, dispuesta a dormir, seguía sintiéndose, débil y sometida, dominada, ante la postura de su alrededor, pero era su lugar, ella debía aceptarlo, cambiaría su visión de ahora en mas.

⚫Nothing is Better Than Revenge⚫ ▶Kaylor◀ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora