De repente se levantó y se bajó los cascos. El más bajo miró hacia arriba cuando vio que alguien en la litera de arriba había saltado al suelo y había aterrizado entre Alez y Leo. Ángelo miró fijamente al rubio y este le devolvió la mirada. "De entre todas las habitaciones me tiene que tocar esta" pensó. Estaba tan ocupado en mirar a Ángelo que no se dio cuenta de que Alez se había movido hasta que no sintió una presión en el hombro y al girarse le vio. En ese momento se dio cuenta de que en la oreja izquierda tenia puesto un pendiente de bola, dos de aros y uno arriba también de aro. También se fijo en una cadena que llevaba colgada del cuello sin ningún adorno enganchado.
-Bienvenido, espero que seamos buenos amigos ya que pasaremos bastante tiempo juntos, ¿verdad Ángelo?
-Sí, claro. Llevémonos bien. Me llamo Ángelo pero todos me llaman Jefe. Soy el hijo menor del actual jefe de la asociación- dijo el mediano de altura mirándolo fijamente con algo de enfado todavía-. Supongo que porque me llames Angelo no pasará nada- agregó mirando hacia otro lado molesto después de que Alez le lanzara una mirada acusadora.
-Yo soy Alessandro, el sirviente de Ángelo pero me puedes llamar Alez.
-Yo soy Leonardo pero todos me llaman Leo. He oído hablar de vosotros por ahí...- Leo no sabía como ocultar su nerviosismo, al parecer Alez no sabía lo que había pasado ese día entre Ángelo y él, pues según le contaron solo por insultar un poco a Ángelo, quedó inconscientes a diez.
-Hola Leo y sí, suelen hablar mucho de nosotros. La verdad es que damos un poquito de miedo por aquí- dijo Alez riendo mientras miraba a Leo. En ese momento Leo pensó que el más alto no era tan temible como le pintaban. Alez luego miró hacia el frente donde debería estar Ángelo pero en ese momento no había nadie-. ¡Ángelo! ¿Dónde se ha metido?- empezó a preguntar nervioso-. Estará en el comedor.- Dicho esto salió corriendo hacia la cafetería. Leo se quedo mirando el pasillo por donde Alez había desaparecido y suspiró. "Lo más probable es que ese año sea movido e interesante" pensó justo antes de echar a andar hacia la cafetería.
Al entrar a la gran cafetería miró hacia todos lados para encontrar un asiento libre, más todos estaban ocupados o al lado tenían a alguien con cara de querer pelea. Era una cafetería bastante amplia y lujosa, con bastantes mesas y comida de buena calidad. En ese momento Leo se recordó a sí mismo en qué instituto estaba y cuál era su misión. Dio un profundo suspiro y en ese momento escucho su nombre.
-Leo, siéntate con nosotros si quieres.- La voz de Alez sonaba algo distinta, pero se notaba que procedía de él. En ese momento el rubio dirigió su mirada hacia el lugar donde procedía la voz del más alto y vio a sus compañeros de cuarto sentados en una mesa solos. "Pues sí que dan miedo..." pensó Leo en ese momento mientras se dirigía con paso lento hacia la mesa.
Cuando llegó se sentó en frente de los otros dos y miró fijamente a Angelo que le observaba con cara de pocos amigos.
-Bueno Leo y, ¿a qué familia perteneces?- le pregunto Alez. Leo observó al portador de la pregunta, el cual parecía más amenazador que antes y notó que sus hombros estaban en tensión, parecía incluso esperar una orden. ¿Era por estar rodeados de gente? ¿Le daba vergüenza?
-Ah, no pertenece a la asociación, vivo tan solo con mi madre, entré aquí por mi propio pie...
-¿Insinúas que los demás entramos aquí porque nuestros padres son grandes unidades de la mafia?- dijo Ángelo que parecía querer buscarle pegas a todo lo que decía el más bajo.
-Cl... Claro que no, solo digo que si tu familia es una celebridad en la asociación lo más normal es que estudies aquí...- respondió Leo algo nervioso. Tenía que admitir que ver a Ángelo cabreado y a Alez en tensión no le gustaba nada.
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Prometo no decepcionarte
AksiyonLeo esta deseando cumplir con lo que le prometió a su padre el día de su funeral, pero para ello tendrá que esforzarse mucho y empezar de cero en una famosa escuela de asesinos, donde casi todos se unen a una asociación a las ordenes del jefe. Lo qu...