¿Cómo pude aceptar un trabajo de 11:00 p.m. a 03:00 a.m. los fines de semana? Pregunté, mientras buscaba en mi armario mi pantalon negro.
Este nuevo empleo significaba menos fiestas, menos horas libres, menos tiempo de estudio y más responsabilidades. Traté de ver el lado positivo, iba a tener una buena paga, además, ¿Que tan malo podia ser trabajar en un Bar? Tengo el privilegio de trabajar de lo que me gusta, tocar con mi banda nuestras conciones y algunos covers. Al mismo tiempo tendré que conocer gente nueva, compañeros de trabajo, clientes del Bar, mi nuevo jefe, socializar, todo un desafío.
Me puse mi pantalón negro, una remera blanca de unos talles mas grandes de los que debería usar, mis botas color mostaza y mi sombrero negro.
Tomé mi celular y respondí los mensajes que tenía; los chicos de la banda, Lynn, Alex, Brian y Justin quedamos en encontrarnos a las 9:00 en la puerta de Orange, nuestro nuevo lugar de trabajo. Así tendriamos tiempo de conocer a nuestros compañeros y acomodar nustros instrumentos en el escenario.
Evan, mi novio, tambien me habia dejado un mensaje deseandome suerte y disculpandose por no poder estar allí.
Eran las 8:45, tome mi auto y fui a mi destino, los nervios empezaban a apoderarse de mi. Definitivamente no me asustaba cantar frente al publico, ni conocer nuevas personas, pero la idea de comenzar esta nueva etapa no me tranquilizaba. Era hora de crecer.
Llegue al bar y en la puerta me encontre con Lynn, mi mejor amiga y primer guitarra de la banda. Una chica de 21 años, 1.70 mts, y ojos verdes, estaba vestida completamente de negro, como siempre, con su pelo largo, castaño oscuro y sus lados de su cabeza rasurados. Ella es la sobrina de Richard, el dueño de Orange, nuestro nuevo jefe. El le habia ofrecido el trabajo a Lyndsey como cantante en su local, pero ella decidio llamarnos y trabajar junto con la banda. A los pocos minutos llego Brian, nuestro bajista y Alex, que toca la segunda guitarra y Justin, un rubio de 1.90, que cualquiera pensaria que era un empleado de seguridad, pero es el baterista de Hills, mi banda, que llevaba mi apellido. Pudimos haber elegido el apellido de cualquiera de los integrantes, Gunnulfsen, MacDonald, Babinski y Nace, pero ellos pensaron que el mío seria más interesante.
Así que acá estaba, yo, Ally Hills, de 21 años, estudiante de Audiovisión, a punto de entrar a mi primer empleo.