—¿Qué se siente tener tu primer trabajo? —Mili era una niña muy despierta y madura para su edad. Su forma de hablar era más parecida a la de un adulto que a la de una adolescente de catorce años, así como su forma de pensar.
—No lo sé, no empecé. Hoy voy a hablar con la Señora Mackenzie.
—Vamos Tomy, no podemos llegar tarde tu primer día, ¿cierto? No siempre te voy a llevar, pero sí cuando coincidamos con el horario. Vamos Mili, tú también vas a llegar tarde a la escuela si no te apuras, el bus ya está por llegar. —Mientras caminaban al estacionamiento Alex le daba indicaciones y conversación a su sobrino, porque lo veía nervioso. El recorrido hacia la empresa se hizo corto, lo largo, para el adolescente, fue el tiempo que duró el ascensor en llegar al piso de la oficina de su nueva jefa. —Tomy, no auriculares, ni llamadas, ni mensajitos telefónicos en el horario de trabajo.
—Sí tío, ya me lo dijiste. Entendí. Hola, Tamy.
—Hola chicos. —Alex la miró y se quedó en silencio a la espera de algún movimiento de alguien. Él también estaba nervioso, después de todo. —Helena te espera, Tomy, solo golpea la puerta y espera que apruebe tu entrada.
Lo vieron entrar y entonces Alex suspiró relajado.
—Tamy, cualquier cosa me la haces saber. Si hace o dice algo fuera de lugar o...
—Tranquilo Alex. Sabremos manejarlo, no es un demonio, sólo un adolescente y no parece peligroso.
—Bien, me voy entonces. Ya sabes...me llamas.
Las horas pasaron por demás de lentas para Alex, llenas de trabajo, pero también de ansiedad. Era el primer compromiso serio de su sobrino, además de la universidad y en eso había fallado un poco, por lo que realmente tenía sus dudas de haber hecho bien dejándolo aceptar el trabajo, nada más y nada menos que con Helena Mackenzie, la Princesa de hielo. Eso no era del todo bueno. Parecía una mujer demasiado exigente.
No pudo con su genio y antes de la hora de cierre, decidió tener algunas palabras con ella para ver cómo habían salido las cosas.
—¿Y bien, como anduvo Tomy? —Intentó sonar relajado, pero Helena notó los nervios.
—Bien, Alex. Es un chico muy inteligente, aprende rápido, pregunta lo que no entiende. No le dimos cosas difíciles, es un trabajo sencillo.
—Me alegro. Sólo, no debo pedirlo, pero, si pueden tenerle paciencia extra sería bueno. Él no ha trabajado nunca.
—No la necesita, no te preocupes. —Alex estaba siendo demasiado exagerado, lo sabía, pero de alguna manera temía que su sobrino cometa un error y esa mujer se lo haga pagar con creces bloqueando su confianza. No era eso lo que necesitaba el muchacho en ese momento.
—Me alegra saberlo. Gracias por la oportunidad. —La sonrisa de Helena no desaparecía de su boca y no sabía porque a pesar de intentar tomar su rol de la fría empresaria, no podía hacerlo. Dedujo que el sólo hecho de hablar de Tomy la ponía de buen humor y que nada tenía que ver el hecho de que Alex estuviese sentado frente a ella con su mirada inquieta, llevando su cabello hacia atrás con sus manos haciendo con ese movimiento, que la cicatriz de su ceja se vea y parte de su pecho se exponga a través de la camisa abierta.
—Ya me agradeció él. ¡Por Dios hombre, deberías relajarte!
—Eso es cierto. —Alex rió, otra vez anonadado con la divertida expresión de Helena. —Bien, será hasta mañana.
—Hasta mañana. —Helena sostuvo la mirada en la espalda de Alex, su porte era increíble, su manera de caminar elegante y podía imaginarlo increíblemente apuesto con un buen traje a medida. No creería poder respirar si así lo viera. Ya la tenía un poco atrapada con su particular forma de vestir, definitivamente sería peligroso para su cordura verlo vestido elegantemente.
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Helena. La Princesa de Hielo (Solo 10 capítulos)
RomantikHelena Mackenzie es autoritaria, fría y calculadora, es por eso que la llaman Princesa de hielo en la industria de la tecnología. Alex Caseros es decidido, racional, atrevido, tanto, que le promete convertirla en Reina, con un ambicioso proyecto. So...