Parte 6

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La mejor idea que había tenido Helena Mackenzie era comenzar el proyecto el lunes. Eran seis días... largos y tranquilizadores días sin verla y sin pelear. Necesitaba armar una estrategia, algo que logre que la tensión que había entre ellos desaparezca. Obvio algo diferente a lo que había hecho la última vez que se habían visto. Todavía no podía creerlo. La había besado. ¿Por qué? No negaría que le había gustado, mucho, la verdad, demasiado. Esa boca era deliciosa y la forma que tenía de moverla sobre la suya lo hacía querer seguir y seguir. Sus labios eran blandos y suaves, además de tibios y dulces.

¡No más! Sacudió la cabeza, no podía seguir pensando en ese beso.

Suficiente había sido no lograr dejar de hacerlo mientras se movía dentro de Carol. Sólo había podido penetrarla duro y saciar su necesidad. No había podido besarla, porque cada vez que rozaba los labios de la morena, inevitablemente pensaba en los de Helena. Lo había cabalgado regalándole la sensual imagen de sus pequeños pechos bailando para él y había sido fantástico, hasta que un intento de beso, le recordó la furia de la mañana al ser rechazado. Eso desató un animal deseo de poseerla sin mirarla a la cara. Con prisa salió de ella, se posicionó de manera tal de quedar detrás de la sensual mujer y volvió a entrar en ella en esa posición, perdido en la imagen de su perfecto trasero, liso, firme y la cintura pequeña que entraba perfectamente en sus manos para poder afirmarse en ella y enterrarse como quería. La poseyó con estocadas duras que la habían hecho gritar de placer tantas veces que había dejado de contar. Hasta su propio final cargado de deseo y enojo había sido fabuloso. Pero no había cabida para besos en esa pequeña boca. Cada contacto de los labios finos de Carol lo habían llevado al recuerdo de los otros carnosos, esponjosos y suaves que le habían dado un beso tímido y dulce, para negárselo después.

No le había alcanzado a Helena, con sus gritos, insultos y rechazo, ahora lo amenazaba con destruir su cordura, invadiendo su intimidad, metiéndose en su cabeza.

Necesitaba hablar con alguien, claro que no podía hacerlo con sus empleados o sobrinos. Y no era un tema para conversar con cualquiera. Tal vez su amigo Gustavo era una buena opción si estuviese disponible, pero andaba de mochilero por el Amazonas. La necesidad de desahogo era tal, que se encontraba hablando con los únicos que se mostraban receptivos a escucharlo en ese momento, los peces de su sobrina. Al menos no estaba incumpliendo su promesa de no volver a hablar solo.

—No me entiendo, con casi cuarenta años, no me entiendo. Y yo que creía conocerme lo suficiente para hacerlo. Conocí tantas mujeres en mi vida... algunas hermosas y otras no tanto, rubias, morenas, pelirrojas. De piel blanca como la leche, hasta alguna oscura como el chocolate, muchas pasaron por mi cama. Me gusta la mujer joven, de piel tersa, músculos firmes y curvas definidas. No me gustan las del tipo sumisas, sino las que me acompañan y hacen conmigo que el sexo tenga esa conexión que te deja temblando las piernas por el goce. Me he llevado varios desengaños y he defraudado a más de una, no voy a negarlo. Me gusta seducir y provocar, que me cueste ganar. Me fascina un buen beso húmedo, caliente y desinhibido. Puedo pasar horas besando una mujer de labios dulces y atrevidos... —Tomó un poco de alimento y dejándolo caer en el agua, esperó ver como los animalitos subían a picotear. —Sí sé que me gusta todo esto, me pregunto... ¿qué demonios hago pensando en el beso de una señora que lleva como mote, la Princesa de hielo? Una que no deja de agredirme y degradarme. Y lo peor, y más difícil de digerir, ¿por qué siento que la deseo, mucho, siendo que no tiene nada de lo que siempre me gustó de una mujer? ¡Por Dios, me voy a volver loco!

—Tío, ¿hablando solo?

—No, con tus peces. ¿Acaso no charlas con ellos? Tienen una buena conversación, interesantes conocimientos. Beso al tío. —Mili se acercó riendo y lo abrazó, para besarlo.

Helena. La Princesa de Hielo (Solo 10 capítulos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora