Parte 7

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No era un lunes más para su gente y Alex estaba por demás ansioso. Inusualmente nervioso, no paraba de dar indicaciones en el pequeño ascensor. El grupo era demasiando divertido, animado y amigo de las bromas para matar el tiempo, todo lo que Helena Mackenzie odiaría, al menos eso pensaba él.

Todos eran pequeños genios, que amaban lo que hacían y por ese motivo, no veían la hora de armar los equipos y comenzar a trabajar. Había conocido a cada uno casi por casualidad o, como le gustaba asegurar ya que así lo creía, el destino los había cruzado. Solo JR había pedido trabajo una tarde cualquiera y con su experiencia no lo había dudado y lo había contratado. Los mellizos, eran un dúo inseparable, complementos perfectos, uno pensaba y el otro hacía, uno traía las dudas y el otro las soluciones, eran la dupla ideal. Román, impecable en su forma de pensar, organizado como pocos, nada se le escapaba, ni un mínimo detalle. JR secundaba de maravillas a Román, probando cada cosa que se hacía y buscando aquellos insignificantes errores que podían surgir y Lorna, la mente audaz, creativa y más rápida de todos ellos. La mujer, la mimada de todos, que era capaz de pensar en diez cosas a la vez y mantener la misma cantidad de conversaciones sin errar ni una respuesta.

—Tienen que entender, Helena Mackenzie es especial y por cualquier comentario o chiste que a ella no le guste, nos pone de patitas en la calle. Y, sólo para darles argumentos a sus futuras bromas, hablé con ella cuatro veces, una me ignoró, dos me insultó y hasta de sucio me trató. La cuarta es la única que salió bien, y creo que porque fue por teléfono y la agarré medio dormida.

—Viejo, ni que fuera un ogro.

—No JR, ogro no, pero aprendiz de bruja sí y todavía no confirmé si tiene poderes, por lo que, hagan caso niños —dijo mientras todos reían. —Parece que el único capaz de sacarle una sonrisa sincera es Tomy, así es que lo declaro a partir de hoy nuestro amuleto de la suerte y si algo pasa lo mandamos a salvarnos el pellejo ante la bruja.

—Ya escucharon a mi tío. Me cuidan y me tratan bien. —Las puertas del ascensor se abrieron frente a otras enormes de cristal y las risas de todos inundaron el lugar.

—Bien... allá vamos. —Alex abrió la gran puerta y entró primero, lo siguió su sobrino, bromeando con los demás y asegurando que debían dejarlo pasar por ser su amuleto y todos con su sonrisa divertida llenaron la amplia oficina de la secretaria.

—Alex, por favor es muy temprano y mi buen humor no despertó aún. No quiero sonrisas llenando mi oficina todavía. —Tamy fingía un enojo que no llegaba a sus ojos divertidos, ante la intromisión de siete personas en su lugar de trabajo.

—Buenos días, Tamy. Éstos son mis chicos. Lorna, JR, Román y los mellizos Uno y Dos. Tranquila, ya aprenderás a saber quién es quién. Y Tomy a quien ya conoces.

—Hola a todos. Tomy, que lindo verte otra vez. Soy Tamy, cuenten conmigo para lo que necesiten. Ya le aviso a la señorita Helena. —Levantó el tubo del intercomunicador y en pocos minutos les indicó, abriendo la puerta contigua a la oficina de su jefa, que podían pasar y tomar asiento.

Como cada vez que entraba a un lugar, el cuchicheo cesaba. Helena abrió la puerta interna que comunicaba su oficina con la de reuniones y no fue la excepción, el silencio llenó la habitación. Observó una por una las caras desconocidas y las de Alex y Tomy. Un grupo ecléctico, de miradas sinceras y sonrisas fáciles. Le gustaba. Más le gustaba ver una mujer entre todos ellos. Realmente estaba cansada de la sociedad machista disfrazada con una falsa moral, simulando aceptar a las mujeres como personas capaces de hacer lo mismo que los hombres, sin hacerlo realmente. Demasiado había padecido esa necedad entre sus pares empresarios.

—Buenos días. Señorita. Caballeros —dijo señorita después de dar un rápido vistazo a la mano sin anillo de casada de Lorna, —Alex. —A todos les hizo una inclinación de cabeza educada y Tomy recibió una sonrisa especial. —Tomy, que gusto que te sumes a la empresa.

Helena. La Princesa de Hielo (Solo 10 capítulos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora