Narrado por Benjamín
Me desperté asustado por un mal sueño que había tenido y me levanté bruscamente, mi respiración se entrecortó como si me estuviera ahogando y mis ojos se abrieron como platos. Me encontraba en ataque de nervios y buscaba a mi padre y a Nathan con la vista como todo un loco desesperado. Por alguna extraña razón soñé que mi padre estaba con nosotros en la isla y había sufrido un accidente. Mi padre y Nathan habían sido atacados por un animal salvaje el cual no podía identificar, solo recuerdo que era peludo y enorme pero no podía ver su rostro pero me horroricé al ver a ambos ser devorados por aquella escalofriante bestia peluda. Miré alrededor después de reaccionar y ver que todo había sido una pesadilla y noté que todos aún dormían plácidamente. Suspiré profundo y liberé tensiones.
Miré a Nathan de arriba abajo y contemplé su cuerpo detalladamente. Estaba destrozado, su cara se veía exhausta, su pecho estaba lleno de rasguños y moretones y estaba desnudo de torso. Aun no entiendo como no ha pillado un resfriado con lo frías que han sido las últimas noches. Dejé un suave y tierno beso en su mejilla y este se removió colocándose de lado con sus dos manos formando una almohada, parecía un bebé descansando en su cuna. Sonreí y comencé a caminar en dirección a la playa que estaba a solo unos pasos de nuestra zona de descanso.
Al parecer era bastante temprano, eran cerca de las siete u ocho de la mañana. Hoy era el sexto día atrapado en este maldito pedazo de tierra sin salvación. Mientras miraba hacia el mar el sol estaba acomodándose en el horizonte brindando calor al frío ambiente matinal. Me senté sobre la arena y me quedé acostado mirando al cielo. Comencé a pensar en mi padre como nunca antes lo había hecho. Lo extrañaba cada hora, cada minuto y cada segundo que pasaba. Me preguntaba cómo estaría, no quisiera imaginármelo. Hoy era el cumpleaños de mamá, y pues obviamente fue imposible no recordarla también. Mi padre debe estar destruido, hecho trizas, no me imagino cómo se siente perder a tu esposa y también a tu único hijo. Él siempre suele celebrar el cumpleaños de mamá junto a mí. Recuerdo que ella antes del accidente nos dijo que él día que ella muriera quería que le cantáramos su canción favorita, y desde ese día solemos llevarle amapolas cada año y cantar su anhelada canción.
Que ganas de abrazarte vieja, que ganas de decirte lo mucho que te extraño. De decirte que eres la mujer de mi vida, que papá escogió bien, que escogió por los dos escogió por él, y al hacerlo, también por mí que fuiste y que sigues siendo, ¡la mejor! No puedo evitar derramar estas lágrimas por ti, siempre me dijiste que los hombres no lloran a menos que sea por la mujer que ama pero a pesar de ser gay tú eres la mujer de mi vida. Por eso... por eso lloro.
-Benja - se escuchó una voz ronca a mis espaldas.
-Ah hola Connor -dije desganado.
-¿Estás bien? -preguntó confundido.
-Si, lo estoy - dije limpiando mis lágrimas con mis muñecas.
-No creo -murmuró y se sentó junto a mí sobre la arena.
-Entonces para que preguntas - lo miré de reojo.
-Quería hablar contigo de algo pero creo que no es el momento - hablaba admirando el mar.
-Escucha Connor, ya no sé de qué forma voy a decirte que no me gustas, que solo te veo como un amigo y que nada más puede pasar entre nosotros, yo estoy con Nathan y por el momento creo que eso no cambiará....
-De hecho, no vine a hablar sobre eso -me miró sorprendido.
-¿Entonces qué quieres?
-Solo quería disculparme contigo por lo que pasó en lago, no sé qué me pasó. Fue muy raro, no era la primera vez que me pasaba pero ya ahora que me lo has dejado claro creo que no insistiré más. Te prometo que no volverá a suceder - colocó su enorme mano sobre mi cabeza cubriéndola casi en su totalidad.
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Juntos Hasta El Final
Roman d'amour-Una expedición al océano pacífico. -18 estudiantes de biología marina. -Dos círculos amistosos completamente apolares. -Dos chicos, Nathan y Benjamín, perdidamente enamorados el uno del otro, incapaces de permanecer juntos al menos dos centímetros...