Capítulo. V. ¿Luna de miel?

109 7 6
                                    

Coloco un poco de música mientras preparo el desayuno, la suave melodía me sienta bien, es tan relajante. En un recipiente mezclo los huevos con algo de harina, sal y algunas verduras. Escucho que alguien se acerca.

__ ¿Qué haces? –esa voz grave que hace que me sienta intimidada llena la cocina.

__ Tortillas y tostadas. –digo aparatándome un poco de él.

Esto es incómodo hasta no más poder con sólo recordar lo de anoche me inquieta la sola idea de llegar a pensar que él me guste. Sacudo un par de veces la cabeza sacando esa tonta idea de mi mente. Daniel toma asiento en una de las sillas del mesón. Mis nervios vuelan libre de mi cuerpo.

__ Al parecer sabes cocinar. Espero verte lista a las once, iremos a la playa. Y también prepara algo para almorzar allá.

__ Sí como digas –susurro.

Coloco todo en la mesa, Daniel se sienta y con una mirada distante toma el pan. Sin darme cuenta mi mano termina golpeando la suya, él me observa perplejo.

__ Nada de comer solo, iré por Darién, así que ten paciencia.

Él no dice nada y deja todo en el plato.

__ Bien –es lo único que dice.

Al subir veo como mi pequeño Darién da una vuelta en la cama y se estira, sus lindos ojos me buscan por toda la habitación y al verme me extiende los brazos. Sin demora llego a él.

__ Buen día mi pequeño. –digo dándole un beso en su mejilla.

Él me observa sonriente.

__ Mamita tengo hambre.

__ Muy bien, entonces vamos por el desayuno.

Daniel al verme bajar con Darién en los brazos pone mala cara, yo le ignoro por completo, me da igual su actitud. Darién al tenerlo al frente se aferra a mi cuello.

__ Tranquilo bebé, él no te hará nada malo. –digo sentándolo a mi lado.

Daniel lo mira y suelta una queja al aire. Le pongo mala cara.

__ ¿Algún problema?

Él me mira desafiante. Como el dueño del mundo.

__ Sí, y es que no quiero tener a ese niño aquí, él no me agrada.

Una punzada atraviesa mi pecho, miro a Darién que come sin prestar atención a sus palabras. Me molesta que él lo vea como si fuese basura.

__ Tus palabras me parecen crueles, él es tu hijo. –dejo la cuchara sobre la mesa.

__ Cada que lo veo me recuerda a la traidora de su madre, además no creo que ese mocoso sea mi hijo.

Sin darme cuenta el vaso que sostengo en la otra mano le tiro el jugo en la cara, sus ojos se abren, sorprendido y molesto, sin aviso a nada me da un jalón del brazo sacándome de la vista de Darién.

Mi cuerpo no para de temblar, cierro los ojos al ver su mano en el aire, pero lo único que siento es como presiona mi brazo.

__ Eres una malcriada –susurra –nunca en tu vida vuelvas a hacer esto –dice señalando su ropa –eres mi propiedad y puedo deshacerme de ti cuando obtenga lo que deseo, así de fácil. Mocosa infantil.

No sé porque demonios debo ser tan altanera y bocona.

__ A mí no me amenaces, sólo eres un resentido que no soporta la sola idea de que tu ex novia te haya abandonado por otro por uno que tenía menos que tú, a lo mejor no eres tan buen amante y por esa razón se fue con tu jardinero. –finalizo con una amplia sonrisa.

Amor Tóxico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora