Capítulo. Vlll. Extraño.

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De vez en cuando le doy una mirada a Darién que anda de un lado a otro, jugando con un avión de juguete. Su risa se escucha en todo el salón; Mia sigue limpiando los enormes ventanales, mientras la ayudo con el resto de los quehaceres. El sonar de unos tacones hace que el pequeño se quede callado. Eleonor aparece en el centro del salón, elegante como siempre.

__ ¿Qué hace este niño aquí? –Dice de mala manera –no vaya a rompa algo.

Darién baja la mirada y camina en mi dirección. Sin demora le dedico una mirada asesina.

__ Lo que Darién rompa pues su padre lo pagará –la miro de frente –a demás él sólo está jugando sentado en el piso sin molestar ni tocar nada.

Ella se acerca y coloca su mano en mi hombro.

__ Cariño, sólo decía –su voz y expresión cambia de repente –olvidando eso. Quiero decirte que esta noche tendremos una cena importante y debes lucir hermosa, por tal motivo compré un lindo vestido perfecto para ti. Espero lo aceptes.

__ Ya veremos. ¿Y de qué va la dichosa cena? –ella me sonríe.

__ De negocios. Tú sólo no te despegues del brazo de mi hijo.

Suspiro para mantener la calma ¿En serio? Esta mujer tiene mucho interés en que me la lleve bien con Daniel. Pensando en él, hace que mi mente reviva lo de esa noche, la manera en la que me reclamó y sus ojos se notaban la angustia.

__ Señorita gracias por la ayuda. En verdad muchas gracias, pero ya es hora de que suba y se preparé, yo me encargare del jovencito.

__ No, gracias a ti por cuidar de Darién.

Al entrar a mi habitación veo un elegante vestido sobre la cama. Tenía mucho tiempo que no usaba uno así, el tono de la tela es negro y brillante, sin mencionar el escote de la espalda no deja nada a la imaginación.

Me visto rápido y me maquillo un poco, debo lucir bien. Me observo un segundo en el espejo, suspiro; hasta que el sonido de puerta abriéndose me hace girar.

__ ¡Te ves hermosa! –Dice Eleonor –vamos querida quiero que muchos mueran de la envidia cuando vean lo linda que es la esposa de mi hijo.

Rodeo los ojos al oír decir dichas palabras. Y a mí que me importan esas personas. Las únicas que deben de morir del coraje son sus amantes al ver que se casó con una mujer mucho más joven que ellas. Al ver la escalera mis pies se detienen.

__ Señora Eleonor ¡Espere! –digo sujetando su brazo. Ella me mira confundida –no creo que deba bajar.

Ella sujeta mis manos y las frota un par de segundos.

__ Daniel cuenta con tu presencia, no debes hacerle esperar.

Libero mis manos de las suyas ¿Daniel necesitarme? Sólo para su vil egoísmo y ego.

__ No creo que le importe mucho a su hijo, sólo me tiene para pavonearse conmigo y reafirmar su estatus social. Nada más –finalizo molesta.

La señora Eleonor suspira y hace que la mire.

__ Elena –dice mirándome a los ojos –sé qué mi hijo no es una persona muy abierta, pero en verdad le interesas, sólo que es un poco cerrado para demostrarlo.

__ ¿Cerrado? ¡Daniel está loco! Y las cosas horrible que me dice ¿Cree usted que en verdad le importe? Déjeme decirle que no lo creo.

Ella me invita a bajar con una media sonrisa.

__ Daniel, sólo está herido por esa mujer que lo engañó. Además tú eres diferente. Algo me dice que cuando recuerdes todo, lo verás diferente.

Amor Tóxico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora