Capítulo. XIV. ¡Maldito!

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¿Qué demonios pasó? Cubrí mi cara con las palmas de las manos. Siento como el sudor frío baja por rostro. ¿Cómo terminó esto así? ¿Cómo? Me deje caer al piso, mientras miles de preguntas escurren por mi mente. Respiro despacio para calmar mis sentidos.

De seguro de pasó nada, sólo nos quedamos dormidos.

¡Sí, cómo no! ¿Desnuda?

Sin pérdida de tiempo entro al baño, haciendo que un ligero dolor de cabeza se hiciera presente y sin aviso un sinfín de imágenes llegan a mi mente. ¡Él y yo lo hicimos! Salgo de la ducha y me visto con un camisón. Me acuesto un rato en la cama, pasando la cobija sobre mí.

¡No llores! ¡No lo hagas!

Pero ya es tarde, ya que mis ojos arden dejando salir esas odiosas lágrimas. Me siento tan sucia. No debía ser de esa manera, no con él.

__ Vicent, perdóname –susurro acurrucándome en el medio de la cama.

Un golpe en la puerta me hace volver en sí, así que cierro mis ojos con fuerza. De seguro es él ¡No lo quiero ver!

__ Elena –escuche su voz. No le responderé –pasaré.

El sonido de la puerta abriéndose me deja ver a un Daniel recién bañado, su cabello está perfectamente bien peinado como siempre. Sus ojos se clavan en mí, llega a mi lado y retira la cobija. Su mano intenta tocar mi cabello, pero de inmediato le doy un manotazo.

__ ¡No me toques! –vocifero molesta. Él abre sus ojos asombrado –no quiero que me vuelvas a tocar en tu vida. –Me siento en la cama y lo miro a los ojos –te aprovechaste de mí, debiste detenerte –mis lágrimas bajan –esa… no era… yo, tú abusaste de mí.

Su cuerpo se tensa al oír mis palabras. Daniel baja la mirada apretando sus puños. Da un paso atrás, para volver a mirarme.

__ Lo siento –dice en voz baja –te compensare con lo que quieras, sólo pídemelo.

¿Compensarlo? Fue mi primera vez ¿Y dice que quiere compensarme? Sin demora me levanto y salgo de la cama para llegar a su lado y darle una bofetada.

__ Eres repúgnate –arrastro mis palabras –por esa razón te odio. Nunca podrás superar a Vicent.

Sus ojos me observan sin expresar nada. Ni un dejo de arrepentimiento veo en su rostro. Nunca amaría a este hombre sin corazón.

__ Bien –dice calmado –cuando quieras me dices que deseas, sin dudarlo te lo daré.

Después de esas palabras sale sin inmutarse.

(***************)

Ya ha pasado una semana, en la que lo he evitado, la sola idea de estar cerca de él me produce malestar. Cada noche lo escucho llegar, se da un baño y sale, para volver ebrio y estar frente a mi puerta, luego de hacer eso se encierra en su habitación.

La campana de la puerta me saca de mis pensamientos, al abrir me encuentro con Javier, trae una cara de pocos amigos. Sus ojos me miran con enojo. Dejo salir un suspiro.

__ Entra de una vez –le hago una señal –iré por algo de beber.

__ No te moleste en eso. Sólo vengo a tener una plática contigo –dice señalando el sillón.

¿Qué demonios quiere este? Sin más que hacer le hago caso.

__ Bien habla de una bendita vez.

__ Pensé que las cosas mejorarían después de lo que pasó esa noche –mis cuerpo experimenta una clase de escalofrío –pero no fue lo opuesto –su voz se detiene y me observa de cerca – ¿Qué demonios pasa contigo? ¿Acaso eres idiota o qué? ¡Daniel está enamorado de ti! ¡Y tú sólo lo lastimas más!

Amor Tóxico.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora