Jueves...
La fotografía había sido siempre una de las pasiones de Oikawa. Cada vez que enfocaba la lente y ajustaba los detalles para hacer clic, y dar paso a fotografiar algo que a sus ojos era hermoso, una corriente de emociones recorría su cuerpo haciéndole sentir feliz.
Un gusto, que según sus padres lo mataría de hambre si decidía dedicarse a aquello, aunque evidentemente Iwaizumi no pensaba igual que ellos.
Era verano, la estación favorita de Hajime cuando los dos decidieron ir a pasear al campo. Estaban en su último año de preparatoria, y en dos meses exactamente comenzarían las inscripciones a las distintas facultades de la universidad.
– ¿Qué es lo que harás? –preguntó Iwaizumi sentándose sobre una enorme roca cuando llegaron a la parte del campo donde justamente se encontraban las flores más hermosas, a gusto de los dos. El camino de guirnaldas era acompañado por las gerberas que parecían apenas querer retoñar.
–No lo sé, posiblemente contabilidad. –musitó Oikawa sin mucho interés. Tomó la cámara entre sus manos, y tomó varias fotos enfocándose en las gerberas que eran sus flores favoritas.
– Así que seguirás con el negocio familiar...
Los padres de Oikawa tenían un despacho, tanto su padre como su madre eran contadores, era como si estuviera en el destino escrito que por obvias razones su hijo estudiaría lo mismo que ellos y su hermana, que era algunos años mayor que Oikawa, también. Aunque Iwaizumi creía que su novio podía mandar a la mierda ese destino si él así lo quería.
–Tendré un futuro asegurado, ¿no? Eso es lo que dicen mis padres.
–Pero a ti te gusta la fotografía. –Iwaizumi se levantó de un salto de la roca donde estaba sentado y llegó hasta donde Oikawa. Su acto repentino hizo que una mariposa que posaba para una foto saliera volando muy lejos.
–¿Y a ti que te gusta Iwa-chan?
–Pensaba estudiar artes visuales, pero el plan de estudios es jodidamente aburrido. Así que me tomaré un año sabático.
La conversación terminó ahí, y ninguno volvió a tocar el tema de nuevo. Sólo una vez, días después, antes de que Iwaizumi tuviera el accidente, Oikawa recordó lo mucho que amaba fotografiar y lo frustrado que a veces se sentía cuando sabía que no podría cumplir su sueño.
Más tarde, ese sentimiento fue completamente olvidado porque entonces otro de sus grandes sueños fue interrumpido, vivir una larga vida a lado de Iwa-chan sería imposible.
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Oikawa no sabía muy bien qué hacían ahí, pero estaban ahí.
Esa mañana, muy temprano. Iwaizumi le había dicho que harían algo genial. Últimamente el moreno parecía tener una obsesión con esa palabra, una obsesión que si bien no molestaba a Oikawa, le empezaba a fatigar.
Será genial esto, será genial aquello, hagamos esto genial.
¿Qué tenía de genial el estar frente a la facultad de artes visuales?
Sí, recordaba claramente que Iwaizumi quería estudiar arte en esa misma facultad, pero se suponía que venían por algo de Oikawa, ¿Qué tenía que ver él con esa facultad?
Seguramente sólo quería que los vieran juntos porque anteriormente no habían tenido el tiempo de hacerlo pero igual resultaba tonto. Ya llevaba tres días sin asistir a clases y si seguía así se perdería de muchas tareas y apuntes importantes, y los exámenes serían el siguiente mes, si no se ponía al corriente obtendría malas calificaciones y perdería su beca de excelencia, entonces ya no sería excelente y la universidad le parecería cualquier cosa.
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Butterfly. | IwaOi.
FanfictionPor ahora, aún no puedo volar como tú, pero ten por seguro que algún día mis alas también se alzarán al cielo... Y entonces, juntos volveremos a estar.