Vida De un Padre Soltero

Academia

¡¡ADVERTENCIA, CAPITULO CON VIOLENCIA EXPLÍCITA!!
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Bueno... hoy empezaría mi entrenamiento en la academia policial, era muy temprano, para ser las cinco diez había un suave calor en el aire, esta mañana de lunes se hizo un poco tediosa, me fui a bañar con una cara de cansancio. Lo único que logró animarme en ese momento fue el rico y agradable calor del agua, el vapor que emanaba era exquisito, sobre todo cuando uno estaba desanimado. Una vez afuera me miré en el espejo y vi todas las cicatrices de mi cuerpo, nunca me di cuenta de cuantas eran, por un momento me dio asco, ganas de vomitar ¿Cómo pude transformar mi cuerpo en papel rasgado?

En ese momento quise olvidar todo eso, me dije a mi mismo "olvídalo ¡hoy cambia tu vida! ¡Ánimo!". Sin pensarlo dos veces agarré el cuchillo que estaba sobre mi lavamanos, lo observé detenidamente y lo tiré a la basura, me di cuenta de que no necesito ese asqueroso artefacto, necesito aprender a lidiar con mis problemas. Frente al espejo flexioné mis músculos lanzando un bufido, miré fijamente mis propios ojos, podía ver como dentro de mí ardía una llama de fuerza.

-¡debes ser fuerte Alex!-me dije a mi mismo palabras de ánimo-¡hoy empezarás a servir a la ley!

Me vestí con unas prendas muy habituales, una camisa a cuadros roja, vaqueros y zapatillas rojas. Tomé mi bolso, mi teléfono y mis auriculares, cerré la puerta y fui al hospital, quería ver si todo iba bien y saber cuánto costaría la cuenta, costear el hospital y la academia sería difícil, aunque gane bastante dinero haciendo lo que hago no sería fácil. Cuando yo quedé hospitalizado por cortarme la cuenta salió exactamente tres mil libras y peor aún, mi padre y mis hermanos me golpearon lo suficiente para enseñarme la lección.

Llegué a la estación de trenes done compré un boleto, no quiero decir nada pero la cajera (que tenía al menos sesenta encima) me empezó a coquetear, a lo que yo le respondí "si" a todo lo que me decía con un cierto aire de lo que tristemente intentaba ser seducción, al final solo dije "gracias" y me fui directo al andén, el cual estaba lleno. A lo lejos se pudo ver una locomotora pequeña jalando de tres, solo algunas estaciones dispersas por la ciudad son para trenes grandes, todas las que hay son para los trenes que circulan todo el día como los autobuses. Si se lo preguntan, si, en este país se hace un gasto enorme de carbón y agua, pero llueve mucho, usan tanques especiales donde atrapan el agua de lluvia y lo almacenan para las locomotoras de vapor.

Una vez adentro del pequeño tren fui el camino entero escuchando música, para ser exactos la canción 4 Minutes. El tren iba bastante lleno, sentía el calor de todos los demás, incomodaba ver tan cerca algunas personas, incluso habían algunos que apestaban y bien feo. Al lado mío iba un pequeño gato, el cual dormía plácidamente, me preguntaba a donde iba y si despertaría en la parada correcta, verlo durmiendo me llevó al primer día de hospitalización de Max; tirado sobre la camilla, luchando por respirar. Yo solo veía que en su nariz había tubos brindándole oxígeno, los doctores abriéndole la piel con jeringas para poder conectar mangueras, por las cuales corrían litros de sangre, los doctores dijeron que ser bovino y estar con veinte litros de sangre en el cuerpo es peligroso, podría producir anemia y lo más probable... la muerte. Todos los días me quedaba varias horas esperando a que despertara, veía como su pecho se inflaba con dificultad, sus pulsaciones fueron bajas los primeros tres días. Después se estabilizó pero no despertaba, todos los días me desesperaba pensando "lo logrará, despertará, yo sé que lo hará" pero esos ánimos se fueron deshaciendo de a poco.

Al ver al hospital me sentí triste, en mi mente sonaban las palabras "no sucederá" pero más fuerte era la frase "¡¡TEN FE!!". Vi a todas las enfermeras ir y venir, algunas personas llorando y otras riendo como si contaran chistes. Tomé el elevador para ir a la cuarta planta, caminé por interminables pasillos con el asqueroso olor de suero y medicinas, estaba llegando a la habitación de Max cuando veo salir a un doctor y a una enfermera, el hombre en cuestión, ya viejo anotaba cosas en un informe, por mi cabeza pasó lo peor, aceleré el paso preocupado, pero al ver la cara del doctor, sentí como se formaba un nudo en mi garganta.